Un penalti, el segundo que lanzaba el UCAM en la tanda que decidía el partido, parado por Miguel Martínez ha enloquecido a Las Gaunas. Y no es para menos. Después de ciento veinte minutos de dura pelea, de que la UD Logroñés se adelantase en el marcados con goles de Carlos Fernández y de Titi, después de que el UCAM lo empatase gracias a Góngora y Pallarés, después de mucho sufrimiento, de cuerpos que no obedecían a las mentes, la UDL marcó sus cinco penas máximas y emergió la grandeza del portero riojano para despejar el lanzamiento de Jesús Rubio. La UDL estará este viernes en el sorteo que se celebrará en Madrid. Tiene siete décimos comprados (Real Madrid, Barcelona, Atlético, Sevilla, Valencia, Athletic y Villarreal). Le toque quien le toque le habrá tocado el gordo, aunque es evidente que puestos a jugar a la lotería, Real Madrid y Barcelona son las preferencias.
Partido de Copa. Intenso y tenso. Partido de alternativas. El UCAM saltó mucho mejor al césped, creó peligro, pero no remató entre los tres palos. La UDL no se sentía cómoda sobre el césped. No salía con el balón, pero es que tampoco lo tenía. Los murcianos tiraron de oficio para juntar líneas y mover a sus piezas hasta el punto de descolocar al rival. De dominado a dominador. La UDL creció. Se anuló un gol a Chevi que genera muchas dudas; no se pitó una pena máxima a Muneta, que además supuso la expulsión de Carlos Pouso. A la tercera y después de una clara ocasión del UCAM y una excelente mano de Miguel a disparo de Rubio, Carlos Fernández utilizó todos los argumentos de pivote dentro del aérea para marcar tras hacerse hueco.
El gol fue un duro palo para los mediterráneos. Sobre todo cuando tras la reanudación, la UDL regresó mucho mejor que ellos y Titi aprovechó un magnífico centro al segundo palo para empalmar en carrera. Segundo golpe. Casi letal. Letal hubiera sido el tercero, pero Borja no acertó a puerta vacía porque no esperaba la llegada del balón.
Pero de nuevo hubo cambio de papeles. El UCAM reapareció y se sumó al partido cuando Pallarés remató a la red el centro de Góngora. La incorporación de éste último fue decisiva. Pase de gol y segundo tanto, soberbio, a balón parado. El partido estaba vivo con el 2-2 aunque quedasen un puñado de minutos. Vivo pero con sus protagonistas heridos. Prórroga.
Y de nuevo emergió la UDL. Con calambres en las piernas, con la mente corriendo más que el cuerpo. Los riojanos acorralaron durante los primeros veinte minutos a su adversario. Pudieron marcar, pero no lo hicieron. El UCAM tomó el relevó. Cuatro minutos que fueron eternos para lanzar otros tantos saques de esquina. La tanda de panaltis cobraba fuerza. Ahora bien, ¿quiénes estaban en disposición de lanzarlos?
Hubo cinco valientes. Como también en el UCAM. No hay que quitarle ningún mérito. A cara o cruz con dos porteros riojanos bajo palos. Miguel y Miguel. Los dos han jugado en Las Gaunas. Álvaro González, Rico, Alegre, Adrián León y Miguel Santos, con suspense y a lo grande. Por la escuadra. Y Miguel, porque Miguel paró la pena máxima a Jesús Rubio, al mismo que en el último minuto de la prórroga le sacó el balón sobre la raya de gol.