Primera derrota de la UD Logroñés en casa; segunda en Liga. Cuatro partidos sin ganar. Tres puntos de los doce últimos. Terceros en la tabla, a tres puntos de los líderes, Oviedo y Murcia. Números y más números deja el partido de este domingo. El Coruxo ganó gracias a un gol de Mateo (0-1) cuando no se había cumplido el minuto de juego. Es la frialdad que reflejan las estadísticas. En ocasiones no reflejan méritos y deméritos, pero mandan.
El Coruxo acabó su primera jugada de ataque en gol ante el despiste de una zaga que aún no sabía que había comenzado el partido. En la segunda mitad, Gago impidió el gol de Álex Fernández con Miguel superado. Fueron sus dos momentos. El resto respondió a un monólogo de la UD Logroñés. Discurso estéril, aunque no carente de argumentos. Sin embargo, hay días en los que la fortuna sonríe y otros en los que no. Al final de ejercicio se ajusta en el debe y el haber.
Doce ocasiones de gol claras generaron los locales. Ubis, por tres veces; Titi, Camochu y Jacobo, en dos ocasiones; y Abaroa, Moisés y Gago también pudieron superar a Fernando. No lo consiguieron. Ni tampoco en los más de doce saques de esquina de los que disfrutaron. Camochu se topó con el larguero y el colegiado se comió un penalti en el primer periodo por manos de Aitor Aspas, tras un centro de Titi. Ni por esas. Números también.
Lo cierto es que la UD Logroñés cuajó el mejor primer tiempo de la temporada en Las Gaunas. Circulación y rapidez en las acciones. Ritmo. En defensa sufrió más, sobre todo por su banda derecha, e incluso se partió por momentos. No acaban de cuajar Jacobo y Abaroa juntos. Ahí se necesita más equilibrio y mayor posesión. Aun así, fue superior el once local, pero el Coruxo supo mantener el orden y también disfrutó de esa pizca de fortuna necesaria para ganar cuanto el adversario es mejor. Es otra de las leyes del fútbol.
Paradójicamete, los riojanos interpretaron peor el fútbol en el segundo periodo. A los dos minutos de iniciarse, Pedro Vázquez fue expulsado. Quedaba mucho y eran uno más. Pero no atinaron los locales a romper el doble muro gallego, que incluía hasta seis defensas por momentos. Bloque físico, de envergadura y compacto. Los blanquirrojos se empeñaron en bombardear el área visitante. Mucho juego por el centro, centros en diagonal… balones que no desajustaban. Quizá necesitó más profundidad por banda, ensanchar el campo y resquebrajar con velocidad el esquema rival. No lo entendieron así, a pesar de que las ocasiones se sucedieron hasta el final. Faltó la definición que otros días dio puntos con menos llegada. Fútbol. Justo o injusto. Simplemente fútbol. Uno acertó y el otro no. Y cuando cometes un error y desaprovechas lo que generas acabas perdiendo. Ley máxima en esta categoría que no premía siempre al que mejor juega, sino al que es más certero y aprovecha mejor sus virtudes.