Y por fin debutó Pedro Barrancos (en segundo plano en la imagen de Alfredo Iglesias). Era un amistoso, un partido benéfico, pero estuvo los noventa minutos sobre el césped. Fin a un intenso inicio de año, cuando se le detectó un problema cardiaco que le impedía jugar a fútbol. Han sido neceserias cuatro visitas al quirófano y muchos días pensando en el futuro. Al final, el murciano disfrutó del balón.
Disfrutó, aunque quizá no tanto como podía pensar. Jugó escorado hacia la banda izquierda. En ocasiones, por el centro, pero es evidente que necesita tiempo. Tiempo que igual la UD Logroñés no tiene. Han sido muchas las semanas alejado de la competición. No estuvo ayer muy participativo con el Numancia, a pesar de que el ritmo del partido no fue especialmente exigente. Quizá, aún no tiene la confianza necesaria para desbordar como dicen que lo hace, pero en la plantilla están encantados con él. Es cuestión de tiempo. De momento, ha jugado. Un pasó a lo que muchos no darían importancia, pero que el jugador valorará, porque su gran temor, aquello en lo que no quería ni pensar, no era otro que verse obligado a dejar el mundo del fútbol.