Sales por la puerta de Las Gaunas y preguntan: ¿Qué ha pasado? Y_no sabes que decir. Suena repetitivo. Eso pasa con la UD Logroñés. Te deja sin palabras. Es muy difícil explicar el juego del equipo en el primer tiempo y sobre todo el cambio experimentado en el segundo. Sorprendente es escuchar pitos a Nacho Martín nada más pisar el césped o que se silbe al equipo en el minuto 20. Cada uno es libre de opinar, pero con Martín o sin él en el banquillo, los que juegan necesitan ánimos. Y ayer reaccionó bien la grada en el segundo periodo, tanto en el aliento como en mostrar su descontento al término del compromiso. Decepción palpable.
Es evidente que este equipio tiene lagunas. Empezando por la portería y acabando en el ataque. Y también que la economía manda y no se siempre se puede tener lo que se desea. Ayer se apostó por un equipo de toque, de jugar. Y jugó. Y les garantizó que la primera parte, aun sin el último pase, es muy dificíl de ver en esta categoría. Toque (dos balones en largo únicamente) y posesión fruto de un doble pivote creativo. Quizá se echó de menos que Mazana y De Paula abieran más el campo. Paciencia, balones a la espalda,.. desgaste del rival, pero sin último pase. Aun así llegó el gol.
¿Y por qué esa idea deriva en los primeros 20 minutos de la segunda parte? Por mentalidad. Cabeza. Nada más. Se pierde el balón y la medular dice adiós. La zaga se descoloca. Se encaja un primer gol en el que nadie reacciona (error) y la mente se nubla. Jugadores abatidos. Se olvidó todo lo hecho hasta el descanso. Inexplicable. Y llega el segundo. Y nadie se levanta. Aun así, se empata. Sin ese gol, en ese instante, se hubiera perdido. Eso está claro.
La adversidad puede con un equipo. Es así. Es la dinámica en la que se mueve. Adversa. Pero, ¿cómo se sale de ahí? Dos victorias. Nada más. Tópico. Sí. Realidad. También La exigencia aumenta tras el empate. El margen de error es menor. Trece puntos en cinco partidos. Presiona la idea, pero el fútbol es presión. Aun así, cinco puntos separan a la UDL del cuarto. Son los jugadores y técnicos los que se tienen que convencer. Si no es así, vacaciones por Navidad.