El riojano Pablo Pinillos comenzó a trabajar al frente del Racing de Santander. Lo hizo un día después de la dimisión de Héctor Cúper. Junto a él están  Juanjo González (coordinador deportivo del club) y Fede Castaños (técnico). Un triunvirato que trabajará a la espera de la llegada de un nuevo técnico. Quizá antes de este fin de semana. Para Juanjo González y Fede Castaños la experiencia no es nueva, ya que pasaron unos días en el banquillo tras la destitución de Juan Carlos Mandiá e incluso dirigieron al equipo frente al  Real Madrid en el Bernabéu. Para Pinillos sí que es una experiencia nueva . Los tres se  sentarán el sábado en el banquillo frente al Villarreal. «No es una situación agradable, pero debemos trabajar y pensar en el partido del fin de semana. Nadie pensaba en la dimisión de Cúper, no estaba previsto. El club me ha pedido que esté con el primer equipo, así que hay que ayudar al máximo porque este equipo no es tan malo como refleja la situación», apuntaba el exjugador de Murillo de Río Leza.
Pinillos pudo venir este verano a la UD Logroñés. Habló en varias ocasiones con José Ignacio. Aún tenía el gusanillo de futbolista dentro del cuerpo. Sin embargo, optó por seguir en el Racing donde tenía algo más que un año de contrato. No vive sus años dorados el cuadro cántabro, pero un Primera siempre es un Primera. «La verdad es que cuando he pisado el césped me ha vuelto a entrar el gusanillo, porque hace tres meses que estaba jugando. He cambiado mi pensamiento y ya está superado”, apunta.
Si por algo destaca Pinillos es por su fortaleza mental. Se ha forjado una personalidad durante años muy duros en los que las penurias económicas han sido notables. Desde sus inicios en el fútbol compaginándolo con el andamio hasta el desnudo de todo un vestuario para demandar el cobro de deudas (Compostela). Y como otros muchos jugadores riojanos ha crecido fuera de casa. Ha sido en en Santander donde ha echado raíces. Temporadas suficientes como para convertirse en un jugador importante, capitanear al equipo y ser querido por la afición. Se ha ganado a pulso todo de lo que ahora disfruta. “Personalmente, me gusta el banquillo. No tengo el título, pero ya estoy en Nivel II. Siempre me han dicho que tengo vocación de entrenador, quizá porque me ha tocado ser capitán en varios equipos y porque he tenido que asumir el papel de líder en ocasiones. Después de muchas experiencias puedo decir que he formado una personalidad propia y que tengo las ideas claras», comenta.