El gol. Maldito gol. Sin duda alguna, se ha convertido en el gran problema de la UD Logroñés. Le cuesta horrores marcar y cuando lo consigue no es capaz de rentabilizarlo acorde a sus méritos. La UDL ha empatado con el Racing de Ferrol (2-2) en Las Gaunas. Injusto empate, pero real. Visto el partido, nadie puede decir que entre ambos conjuntos haya diez puntos de distancia y que los gallegos vivan en zona de promoción de ascenso y los riojanos coqueteen con el descenso. Pero es la realidad. De nada sirve jugar bien, ser muy superior al rival si fallas en ambas áreas. En una, porque no aprovechas las ocasiones y en la otra porque regalas. Es la ley de fútbol. Nadie dijo que sea justa, pero es su máxima.
En quince minutos, del 61 al 76, la UD Logroñés pudo marcar seis goles, pero no marcó ninguno. Javi Rodríguez fue el primero, pero Camacho atrapó con problemas junto al poste derecho; Barrón puso un balón paralelo a la línea de gol que nadie remató; Goñi remató de cabeza dentro del área pequeña. Camacho blocó; el balón de Ibai Ardanaz acarició el palo izquierdo; Barrón aprovechó un mal despeje de Camacho (como en el primer gol del Racing), pero el balón se perdió junto al palo derecho; y para rematar la faena, ni Iriarte ni Goñi acertaron a empujar el cuero con Camacho superado en otro balón paralelo a la línea de gol. Seis y ninguna aprovechada. Así es casi imposible ganar un partido.
A esas seis clarísimas ocasasiones, la UDL sumó dos goles. El primero, de cabeza de Ubis; el segundo, de Goñi, tras un espectacular control dentro del área. ¿Y el Racing? Poco por no decir nada. Necesitó dos disparos para marcar. Ni más ni menos. Cien por cien. Empató Marcos Álvarez después de una mala salida y peor despeje de Miguel, que dejó el balón a los pies del gallego. Gol desde fuera del área. Idéntico al que vivió Barrón en el segundo periodo, pero que no acabó en la red; y el segundo, tanto de Manu Barreiro después de un saque de esquina local y de un pésimo balance defensivo. Todos hacía la izquierdo dejando libre toda la mitad derecha. Dos errores, dos goles. Ocho ocasiones de gol muy claras a favor, dos goles. Son las cuentas del dictador del fútbol. Diferente es el juego. La UD Logroñés quiere jugar y juega. Pero en ocasiones. Si tuviera esta continuidad a lo largo de la Liga, si situación sería muy diferente. Continuidad y un goleador con instinto. No lo hay. Ni lo uno ni lo otro.