Se acabó. Si alguna vez hubo lugar para un único club referente en Logroño, ya no lo hay. Un verano más. El 1 de julio, el Logroñés seguirá estando en los juzgados; la UD Logroñés, en Segunda B; y la SD Logroñés, en Tercera, con otros diecinueve equipos en liza de los que un puñado peleará por ascender a Segunda División B. Ésta es la realidad. El fútbol sigue dividido en Logroño gracias a sus principales protagonistas. Catorce años de locura que aventuran otros catorce, veinte o los que quieran de sequía. No hay solución conjunta y ahora sí que parece que el fútbol se regularizará si uno de los dos protagonistas muere.
No se equivoquen. Ni UDL ni SDL son herederos del Logroñés. Para asumir esa etiqueta hay que adquirir derechos y obligaciones y en este sentido los últimos se traducen en millones de euros. Vamos, echarle un par. No existe un único club porque ninguno de los dos ha querido y los actores externos tampoco les han explicado que ha llegado el momento de dejar de hacer el ridículo. En este proceso de conversaciones aireadas ni uno ni otro han dicho la verdad, sino su verdad para no asumir la culpabilidad del fracaso en la negociación. Conversaciones por teléfono cuando la importancia del asunto demanda al menos un cara a cara. Tirar la piedra y esconder la mano. Porque las posturas son claras: uno, la UDL, quiere un único club; en el otro prima el CIF. Dos nos comen juntos si uno no quiere. Y para sentarse a la mesa hay que dejarse del “y yo más”.
Félix Revuelta no ha sido capaz de explicar legalmente cómo lograr la fusión/absorción/unión o como quiera llamarse al resultado de esas conversaciones. Eduardo Guerra y su gente han apostado por una línea que acusaba al adversario y le tachaba de malo, ilegal y de no saber lo que decía antes de querer echarlo de su casa. Sabían, o debían saber, que el adversario nunca asumiría sus peticiones. Experiencias han tenido. ¿Si conoces el final del camino, para qué lo inicias? A Rafael Álvarez se le apartó de la presidencia sólo por insinuar una posible unión. Aquí hay negociaciones fracasadas. Félix Revuelta es un hombre de discurso cambiante, que esboza una tormenta de ideas y que luego pone a trabajar a su gente para que sea posible. Pero sabe lo que quiere, ver a la UD Logroñés en Segunda y Primera, si es posible. No creo que un tipo que tiene más 1.700 tiendas repartidas y no sé cuántas empresas por el mundo sea tonto o se ampare en la ilegalidad. Leo que tiene trazado un plan para que Naturhouse salga en bolsa este verano, superar las 2.200 tiendas y llegar aun facturación anual de 250 millones de euros, después de crecer un 3% en el último ejercicio e ingresar 236 millones. En tiempos de crisis. Vamos, no parece que sea alguien que no sabe lo que dice. Jamás ha querido pagar en B en el fútbol, práctica que dicen no es desconocida y que en el fútbol lastra.
La SD Logroñés protege su patrimonio, ganado a pulso y de un valor sentimental incalculable. Pero no quiere unirse porque no quiere desaparecer. Así de sencillo. Y respetable. Si se podían unir o no es cuestión de interpretaciones y de trabajo legal. Ellos dicen que no; Revuelta, que sí; un abogado independiente, Javier Pérez, no sólo ha dado la solución para la unión mercantil, sino también para que la SDL no pierda su CIF ni sus equipos. Sin embargo, no hay más ciego que el que no quiere ver. Si a usted le llega un tipo y le dice: “Cómprame un piso, págamelo, escritúralo a mi nombre, domicilia todos sus gastos, pero voy a vivir yo. Y si vienes, que sea de paso y con mi permiso. Eso sí, igual en un par de años te llamo para que me compres uno mayor”, usted le diría: “¿Me tomas por tonto?” Así se puede resumir la propuesta de la SD Logroñés.
Porque aquí importa más quien lo dice que lo que se dice. El Logroñés era inviable en el año 2000 sin poner más de 12 millones de euros sobre la mesa. Aguantó hasta el 2009 reo de empresarios que no querían al Logroñés, sino que veían en él un medio para llegar a un fin que no era futbolístico. Pero se les jaleaba, aunque no fuera un club atomizado, sino una SAD. Y en el 2009 se apostó por un nuevo desprecio a la unidad que aún perdura. Desde que el Logroñés se convirtió en SAD de la mano de Marcos Eguizábal, la masa social jamás le discutió su paquete accionarial ni se lo intentó comprar. Y cuando vendió, la masa social calló y fue un grupo de empresarios quien se lo compró. Y así sucesivamente en posteriores compra/ventas. Aquí, y perdonen la expresión, se acaban antes latas de aire gratis que las de caviar a 1 euro.
Y dirán que Félix Revuelta estaba dispuesto a quedar como accionista minoritario. Lo ha dicho, pero el fútbol no se puede comparar con el balonmano. No se confundan. El Balonmano Logroño no es una SAD y cuando Revuelta llegó estaba en la élite gracias a una gestión ejemplar, de ascenso en ascenso; en el caso del fútbol, está en el pozo. Revuelta no ha competido con el balonmano con otro club propio desde sus inicios. A pesar de los pesares, el balonmano logroñés tiene que darle las gracias por su aportación. Y también el voleibol. ¿Por interés? Sí. A Revuelta le interesan ambos equipos porque juegan en Europa. Aquí nadie regala nada desde la época de Marcos Eguizábal. Incluso antes.
Nadie sabe si la UDL ha recurrido a la Federación Española para preguntar por el proceso de unión; la SD Logroñés, sí. Ahora bien, lo que no se sabe es qué ha preguntado y si las preguntas han sido las correctas. Y ha sido la SD Logroñés la que ha hablado en sus conclusiones de vencedores y vencidos, cuando a nadie que quiera el fútbol de Logroño le interesan etiquetas propias de una guerra porque la unión era la victoria del fútbol capitalino y el fin a una era de carcajadas más allá de las fronteras riojanas. Sólo había vencidos. Es humillante explicar una y otra vez si estos logroñeses sin historia son el verdadero Logroñés y cuál es la situación real del recordado Deportivo.
Y tampoco es verdad que se pierda la cantera. La cantera se ha convertido en los últimos años en una manera de financiar clubes y éstos han pasado de ser asociaciones a empresas enmascaradas. Cada niño paga entre 150 y 300 euros anuales por jugar, más otro montante por la ropa. Un negocio. La cantera del Logroñés referente es la cantera de Logroño y La Rioja, la cantera de sus clubes. No hay que competir con ellos, sino ayudarles. Con tres equipos en la estructura sobra si hay acuerdos con otros clubes. Un primer equipo, un filial y un Juvenil División de Honor. Nada más. Y unas buenas instalaciones. Y cuando el Logroñés compita en torneos, que acuda con una selección de jugadores de la capital y de La Rioja. Y gane, torneos y prestigio. No es nada nuevo. La Real Sociedad es un ejemplo muy cercano.
Si en cualquier ciudad de España dicen que su club dispondrá de unos 300.000 euros públicos, instalaciones gratuitas para entrenar, un campo gratis de 16.000 espectadores a su disposición, un patrocinador que pone 225.000 euros anuales por estampar su publicidad en las camisetas más lo que sea capaz de generar la entidad, porque todo esto lo coge sin moverse de la silla, recuperan el espíritu de Bienvenido Mr. Marsall y salen a las calles con banderines. Aquí, no hay banderines, sino artilleros apuntando a Marsall a cañonazo limpio.
Este fin de semana hay más de 2.000 jugadores cuya edad máxima es 14 años disputando el torneo Comillas en Pradoviejo. Torneos sobran, instalaciones, también; niños, por supuesto; dinero, con apuros, pero hay. Sin embargo, e este paso, ninguno de ellos vestirá la camiseta del Logroñés en Primera División.
Culpables de la situación somos todos. Unos por acción y otros por omisión. No queda sino convivir con los pecados cometidos, porque son más los que se esconden que los que dan la cara, aunque hay muchos que estén a la espera de que otros den el paso para luego ponerse en primera línea. Igual tendrían que desaparecer los dos. No lo sé. Que lo hablen ellos. Eso significará que continuarán ambos, porque no llegarán a ese acuerdo. Eso sí, hay que reconocer que la UD Logroñés ha dado el primer golpe de efecto con el fichaje de Carlos Pouso, al que presenta este lunes. Sólo falta que rescate al mejor 9 de su historia. Sería la leche.