SE queja a menudo el mundo del cine de que los espectadores ven poco cine español, y tienen razón en el hecho, no en la queja, porque el público es soberano y ve lo que le apetece. ¿Por qué los cineastas españoles no conectan con el público nacional? Esto es bien raro: el público español conecta más con el cine ajeno que con el propio. ¿Por qué? Hemos de reconocer que el cine español es muy bueno transmitiendo ideas, seguramente son residuos de los años difíciles de la dictadura, pero al público de ahora, y al de siempre, en su mayor parte, le importa un bledo el asunto de las ideas cuando va al cine; también es buen cine desde un punto de vista estético, aunque haya de todo, como en botica, pero es justo reconocer que el español medio tiene escaso interés por la estética, cuando no va acompañada de espectáculo; y, según mi entender, este es el quid de la cuestión: el escaso sentido del espectáculo del cine español, y lo poco que piensa en el espectador a la hora de escribir los guiones. Y eso se paga.
Nos sirve el ejemplo de una excelente película española: Los lunes al sol. Refleja el problema del paro, en toda su crudeza, y deja en el espectador un amargo sabor de boca, muy efectivo para las conciencias, pero que quita, a muchos, las ganas de volver al cine, y eso afecta a la taquilla. Sin embargo, el cine inglés retrata el mismo problema y con similar crudeza en Billy Elliot o en Full Monty y, al revés que la película española, deja un poso de alegría y ganas de volver al cine en el espectador. Esa es la diferencia.
Algunos no están de acuerdo en estas apreciaciones y dicen que sólo es problema de propaganda, el que el público español se decante por el cine americano, pero es que con la propaganda ocurre lo mismo. Comparemos los Oscar con los Goya. ¿Por qué los Goya siempre nos dejan una sensación de falta de glamour, si lo importante es la propaganda? ¿Por qué el hábito generalizado en los premiados varones de vestir informalmente, si es la gran ocasión de mostrarse como estrellas, con pajarita si es necesario? Y esto de parecer estrellas no es un asunto banal para la taquilla. El cine español puede seguir haciendo películas que alerten las conciencias y dejen en el espectador el ocre sabor del culpable sin causa, a mí no me disgustan, y a muchos progres les encantan, pero que no pida milagros en taquilla. Del cine ha de salirse contento, para tener ganas de volver.