«Madre en la puerta hay un niño
más hermoso que el sol bello,
el pobrecito está en cueros
y dice que tiene frío»
(…) (Villancico popular)
Millancito Berceo mira con tristeza el sobre. Sus siete años de abundancia están decepcionados porque, otra vez, le regalan dinero. Su padre dice que el dinero es lo único importante y siempre habla de la empresa de la familia. Cuando llegaron los abuelos con el sobre abultado, no necesitó abrirlo, ya sabía su contenido: dinero. El día que escribió con su madre la carta a los Reyes Magos, pidió que Ronaldo le trajese su camiseta con el número 9, pero no confía demasiado en Sus Majestades, igual no se porta bien, porque siempre le traen dinero. Observa el sobre hinchado sobre la mesilla y, aburrido, se acerca a la ventana.
Edelmiro camina cabizbajo y triste. Peligra su trabajo temporal de peón en la empresa de ferralla. Como no tiene papeles ha de aguantar su bajo sueldo. Además, hoy le ha dicho el capataz: «Vamos mulato, si no trabajas más rápido, vas a durar poco». Se dirige cariacontecido hacia el piso alquilado que comparte con otras dos parejas. Este mes, como su mujer ha de ir a Madrid a resolver papeleos en la Embajada, no podrán enviar dinero a la suegra, que está en América con los niños. De repente, frena un coche a su lado. Unos jóvenes con el pelo al cero, botas negras de caña alta, vaqueros ajustados y cazadoras bómber, con el numero 88, le dicen: «¿Hombre mulatito, te vamos a dejar nuevo!». Lo sujetan entre tres y el cuarto corta su pelo con una máquina del doble cero; luego lo desnudan y, entre risas, suben al coche. Al irse, le arrojan un viejo balón con la frase: «¿Para que te tapes las vergüenzas, que te pareces a Ronaldo! ¿Y da gracias a que es Navidad!». Edelmiro, desnudo y asustado, corre sin parar. Agotado, se apoya en la pared; en el tendedero ve una camiseta con el numero 9, en la que lee ‘Ronaldo’. La coge para tapar su desnudez, pero se le cae a la jardinera, recién fregada. Se ha manchado de tierra el hombro. Se la pone y sigue corriendo.
Millancito Berceo mira al hombre que se detiene bajo la ventana. Lleva una camiseta del Real Madrid. Sus ojos se abren como platos: ¿es Ronaldo! Tiene la camiseta manchada de tierra, de tanto meter goles, y un balón en las manos. Millancito abre la ventana, nervioso, y pregunta: «Ronaldo, ¿es para mí la camiseta?» Edelmiro, sorprendido, le contesta: «Toma el balón, la camiseta te la traerán los Reyes Magos, pero me has de dar algo para otros niños». Millancito, entusiasmado, lanza el sobre, repleto de dinero, y coge el viejo balón, cansado de meter goles.
Edelmiro llega a casa y muestra a su mujer el contenido del sobre. No se creen la buena suerte. Sus hijos pasarán una feliz Navidad. Igual que Millancito, que sale al salón y ve colgada en el árbol la camiseta con el 9. Su madre ve la cara de felicidad del niño y piensa que no se ha dado cuenta de que tiene la hombrera manchada de ceniza. Millancito sólo piensa en que ya lo tiene todo: el balón de su Real Madrid y la camiseta de Ronaldo. Manchada de tanto meter goles.
«Baja del monte y no tardes, baja Pascual,
quiero llevar a Belén romero y miel.
Antes que la noche llegue, baja Pascual,
quiero llegar a Belén» (…)
(Villancico Popular)