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El espíritu de D. Óptimo (cuento de Navidad)

D. Óptimo entra en su lujosa oficina de mármol y metacrilato, que ocupa toda la planta baja de un edificio emblemático en la calle principal. Las últimas tecnologías proyectan un complejo residencial virtual, de próxima construcción, llamado ‘El jardín de los dioses’. Deja su abrigo de piel y cachemir en el perchero de diseño, y dice a su secretaria:

-Vanesa, ¿has recogido mi encargo de ayer? Es muy importante.

-Sí, D. Óptimo, lo tiene en su despacho. Es un paquete verde. El jefe de personal lo espera allí, para preparar el trabajo de la semana.

D. Óptimo entra en el amplio despacho, decorado en maderas nobles, y se dirige a Jacinto, su mano derecha en el grupo inmobiliario:

-¿Qué tenemos de nuevo, Jacinto?

-Problemas, D. Óptimo, problemas: los soladores no quieren hacer horas extras en Navidad; y los peones se niegan a trabajar los festivos.

-Mejor, que se vayan -contesta el dueño- el tipo de contrato, que tienen firmado, podemos rescindirlo en cualquier momento, sin costo. Contrata al grupo de marroquíes, los que trabajan a mitad de precio. En cuanto a los peones, dales el finiquito y llama a esos senegaleses, pero ya sabes, haz contrato sólo a tres o cuatro, los demás: lo de siempre; como estos negros parecen todos iguales, si hay algún problema con los inspectores, lo podemos apañar. Esto nos va a ahorrar una pasta.

-Otra cosa, D. Óptimo, el aislamiento térmico de los pisos de protección va a salir más caro de lo previsto.

-¡No me fastidies, Jacinto, que eso no se ve! Mete cualquier cosa, o no metas nada, que, cuando quieran darse cuenta, ya no será nuestro. Además, no van a picar la pared, para ver el tipo de aislamiento. ¿Cómo va el asunto de los ochocientos adosados al pie del monte?

-Bien, ya están convencidos los dueños de los terrenos; lo compraremos a precio rústico. ¡Una ganga!

-En cuanto firmen -dijo satisfecho D. Óptimo- avisaré, para que recalifiquen los terrenos. Después de pagar los porcentajes, ganaremos un dos mil por cien. ¡Trabajar en los pueblos es un negocio redondo!

D. Óptimo sale con el paquete verde bajo el brazo y se dirige hacia su mansión. Al llegar, abre la puerta y grita contento:

-¡Luisito, hijo! ¡Luisito! ¡Mira qué regalo te he traído!

Luisito coge el paquete, lo abre y aparece el gordo barbudo, vestido de rojo, el de los renos, ese que aparece en las películas americanas.

-Cuelga a Papá Noel en la terraza, Luisito; hay que recuperar el espíritu de la Navidad.

D. Óptimo Especulador enciende un puro, satisfecho, mientras Luisito se dirige, con desgana, hacia la terraza; el niño piensa en que no le gusta aquel gordo escalabalcones, que él prefiere a Baltasar. Con el camello.

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Por Jesús Miguel ALONSO CHÁVARRI

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diciembre 2006
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