Es conocido que el actual seleccionador de fútbol, Luis Aragonés, tiene dos apodos reconocidos: “El Sabio de Hortaleza” y “El Zapatones”. El primero, no sé si es un apodo bien ganado, o participa del habitual componente irónico de los apodos; en cualquier caso, a él no le gusta. En cuanto al segundo, que el propio Aragonés reconoce que le gusta, un Zapatones, en el uso del español, es una persona torpe en el andar y, por extensión, torpe, en general, en sus actuaciones. ¿Es un apodo bien ganado por nuestro seleccionador?
Echemos en el olvido ese carácter áspero y rígido de Luis, inconveniente en un personaje público, que le lleva a meterse en charcos innecesarios, como el conocido incidente con Reyes y Henry, que dio la vuelta a Europa por sus “connotaciones” racistas, y que no eran tales sino una actuación grosera. No podemos disculparle, si ese carácter afecta a su forma de seleccionar. Él sabrá por qué, pero no ha llevado a
Lo de Raúl es asombroso, para técnicos y jugadores extranjeros, que no se explican su ausencia, e indignante, porque indica que Aragonés no conoce la importancia de los mitos en la sociedad. El hombre corriente necesita mitos, para sobrellevar el duro y diario acontecer, y, hoy en día, desmitificados los grandes hombres de la ciencia, el pensamiento o la política, tal vez afortunadamente, se acude al deporte para crear esos mitos necesarios, como Raúl: máximo goleador de todos los tiempos, tanto en la selección española como en la champions, jugador adorado por los españoles y venerado por los extranjeros; y, tras hacer una temporada ejemplar, Luis no lo lleva a
“ALONSO CHÁVARRI”