La Faustina no llegaba a los cuarenta, aunque a los niños nos parecía una anciana, en aquella posguerra inacabable de misericordia galdosiana y ausencia de albergues para los sin casa –“homeless” les llaman ahora-. Todos los años venía caminando, por la vieja carretera de cantillos y olvido, con su negra figura, encorvada por el peso […]