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La plazuela perdida

LA RESURRECCIÓN DEL TÍO REVIVE

El tío Revive bien hubiera podido nacer en cualquier valle riojano, mas lo hizo a la orilla del Esgueva, avanzado el siglo XIX, en una merindad burgalesa de nombre antiguo, y no visitó la ciudad hasta que le cambió el nombre. El tío Revive, nacido Anacleto Garcés, visitó la ciudad por primera vez en el apogeo de su juventud, y aquel día le cambió el nombre. Anacleto era de vientre encogido, por lo que aliviaba sus intestinos lentos con poca frecuencia, pero de forma instantánea e inesperada. Eso le ocurrió en aquella, su primera, visita a la ciudad, por lo que se vio obligado a entrar en un discreto portal y aliviarse sobre El Caso, periódico encelado, aquel día, con la envenenadora de Lavapiés. Una vez satisfecha su necesidad, hizo un paquete con el producto de su urgencia y buscó un cubo de basura para arrojarlo, más quiso su mala fortuna que el charlatán, que encandilaba ociosos con su verborrea impenitente, hasta convencerles de la bondad del peso de sus romanas, le pidiese el paquete para verificar su peso y, sin tiempo para negarse, Anacleto escuchó cómo el vendedor decía: “le han engañado, este kilo es muy escaso”, mientras el gancho de la romana desgarraba el papel y el olor inconveniente dio paso a empellones, que atrajeron al policía, quien llamó guarro a Anacleto y le puso una multa. Al saberse en el Esgueva el origen de la multa, se quedó con el apodo de Kiloescaso hasta el día de su primera muerte, muchos años después.

Murió de noche, sin enterarse, y fue puesto en el ataúd, con cuatro velones pascuales esquinándolo, en la habitación principal de la casa, mientras en la aneja el duelo acompañaba a la viuda, entre copitas de anís, como era costumbre en los fallecimientos del valle del Esgueva. No sabemos por qué resucitó Anacleto, tal vez tuviera razón don Dimas, el médico, quien diagnosticó catalepsia, o quizá dijera verdad la señá Bibiana –mujer con fama de bruja, aunque ella sólo aceptaba su natural disposición para las adivinaciones y su conocimiento de ungüentos sanadores, aprendidos de su tío Fermín el espantanublados del valle-, quien aventuró que Anacleto era de pulso escondido, y las personas de pulso escondido pueden resucitar al pronto, antes de que la sangre espese y atrape al alma; el hecho es que Anacleto se levantó y entró en la habitación del duelo, causando desmayos y estropicios, aunque la peor parte la llevó su viuda, a quien la impresión del resucitado hizo lanzarse por la ventana. Tuvo suerte de que fuera planta baja, pero quedó coja para siempre, como también para siempre Anacleto cambió el apodo de Kiloescaso por el de tío Revive.

La fama alcanzada por el tío Revive superó los límites del Esgueva y ganó dinero alabando a políticos en mítines, junto a cómicos, comediantes y otras gentes faranduleras. Hay cosas que no cambian nunca.

“ALONSO CHÁVARRI”

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Por Jesús Miguel ALONSO CHÁVARRI

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febrero 2010
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