Mi amigo Berengario anda preocupado. Desde siempre, además de leer, le daba por pensar, a pesar de que su suegra le decía, como una cantinela: “No leas ni pienses tanto, que no puede ser bueno”, pero él, erre que erre, dale que te pego a pensar. Así que su mujer, con buena intención, le enseñó […]