No sé si hemos sido buenos o no lo hemos sido tanto -la bondad es una virtud que se mide por comparación- pero, en cualquier caso, hemos sido mejores que esa caterva de especuladores que enfangan los mercados y que se arrogan la dirección de la economía mundial, sin saber hacer una O con un canuto y, además, se permiten poner condiciones a los gobiernos; así que nos gustaría que vuestras magas majestades les hicieseis desaparecer. Claro que, tal como están las cosas este año, nos conformaríamos con que nos echaseis carbón, unas cuantas toneladas de carbón, para aliviar la crisis energética, que la electricidad se está poniendo por las nubes, y el gas también ha subido un pico, sin ninguna consideración para con los usuarios.
Nos gustaría que las cosas volviesen por donde solían, aunque entonces no estuviéramos contentos: a aquellos dos millones de parados, que se nos antojaban un Everest y ahora nos parecen una colinita, después de que los grandes jefes hayan doblado la cifra; o a aquellos tiempos en que los salarios subían con el IPC, aunque fuera un IPC engañoso y trucado; o a aquellas pagas extraordinarias que eran eso: una paga, no estas de ahora que se quedan en la mitad, por no sé qué magias financieras del responsable correspondiente; o a los gobiernos cuyo principal interés era el bien de los ciudadanos, aunque dudo si estos gobernantes han existido alguna vez o sólo ha sido el deseo de que existan; o a los antiguos bancos, que se limitaban al negocio de prestar y tomar depósitos, con una diferencia de interés que ahora les haría parecer oenegés, y no se dedicaban a liar a trabajadores como al ecuatoriano Patricio Ochoa al que han arruinado convenciéndole para que comprases dos pisos.
Bien pensado, lo más razonable sería ser malos en este 2011 que comienza, porque la bondad es bien sabido que no paga dividendos, mientras que la falta de escrúpulos, el engaño y el trapicheo acaban sacando a muchos a flote, y hemos llegado a un punto en que nos conformamos con salir a flote, la lástima es que la capacidad de portarse bien no se adquiere, sino que viene de fábrica, por lo que me temo que ni los razonablemente bondadosos serían capaces de ser malos ni los que se dedican al ladronicio, en sus distintas y, algunas, sofisticadas variantes conseguirán ser bondadosos. Salvo que vuestras majestades hagan un milagro. Si aún existen los milagros.
“ALONSO CHÁVARRI”