Todo el mundo da consejos, al otro lado de los Pirineos, sobre cómo salir de la crisis de la deuda –ya sabemos que una cosa es predicar y otra dar trigo-, y coinciden en que hay que recortar con guadaña nuestros bolsillos, pero, cosa curiosa, no suelen aconsejar recortes en la clase política.

         Releyendo la AntologíaPalatina, llegué a “La Musa de los Muchachos”, poemario efébico, atribuido al poeta helenístico Estratón de Sardes. Lo saco a colación, no porque esté de actualidad viajar con muchachos, sino porque no deja de sorprender la crisis que azota a los países mediterráneos del entorno de la Hélade, otrora civilizaciones dominantes, cuna de la democracia, del amor por la vida –expresado por el verso de Horacio, que comienza “Carpe diem…” y que viene a decir “aprovecha el día y no lo fíes al mañana”-, y que ahora se debaten entre salir del euro, rescates y amenazas. Quizá sea, precisamente, una mala interpretación del verso de Horacio lo que ha llevado al caos económico, una interpretación espuria que identifica el “Carpe diem…”, el “aprovecha el momento”, con “empéñate lo que puedas, consigue casi todo, que alguien lo pagará”. Lo malo es que también se han aplicado el verso los políticos y, ya se sabe, con dinero ajeno se pueden hacer muchos excesos y disparates; nos hemos dado de bruces con la realidad de que se han tomado el verso, de no fiar nada al futuro, al pie de la letra y no han dejado para mañana más que el pago de la deuda acumulada.

         Ahora, todos quieren dar consejos sobre como salir del purgatorio de la deuda, aunque nos manden al limbo; el último en aconsejar ha sido el Fondo Monetario Internacional, que sugiere subir el IVA, bajar los salarios del funcionariado y otras medidas del mismo cariz, lo que no aclara es si esas medidas nos solucionaran el problema a nosotros, o se lo solucionarán a quienes manejan el F.M.I., que no sé quienes son y, además, me importa una higa, porque las alabadísimas medidas de Portugal –recortes durísimos- no parecen que hayan servido de mucho. Sospechamos que, al final, los gobernantes harán lo que quieran, pero es hora de decirles claramente que no aceptamos que nos rasquen más los bolsillos, si no comienzan dando ejemplo. Si hay que recortar, que empiecen por ellos mismos, suprimiendo la mitad de los políticos que cobran del erario público, las tres cuartas partes de las instituciones que nos sobran, casi todos los asesores que no asesoran, las subvenciones que todos sabemos, incluso pueden irse, por donde llegaron, buena parte de las transferencias autonómicas. Todo eso ha de recortarse, antes de escuchar consejos interesados de allende los Pirineos, que cargan la crisis en las espaldas de pensionistas, funcionarios y otros trabajadores. Es lo que pensamos la inmensa mayoría. Ellos, los que han de tomar las decisiones, sospecho que no. Viven en otro mundo.

                                                                             “ALONSO CHÁVARRI”