Sí, debo de ser un tipo raro para los tiempos que corren, porque parezco nadar contracorriente. En los tiempos de la oprobiosa dictadura, cuando convenía estar con los que mandaban, yla Iglesiamandaba demasiado, yo era anticlerical, aunque esto precisaría matices, porque clero había de muchas clases. Ahora, que las cosas han cambiado, el anticlericalismo es de buen tono entre la intelectualidad y no tanto, sobre todo de izquierdas,la Iglesiarecibe ataques variados, no sólo metafóricamente hablando, y está bien visto renunciar a las tradiciones cristianas y adoptar costumbres foráneas, a mí me empiezan a caer bien los eclesiásticos –no todos, pues algunos parecen dar oxígeno a la superchería de las apariciones de El Escorial-. Ya he dicho que debo de ser un tipo raro, que nunca ha sabido nadar con la corriente y elegir el agua conveniente; así, tengo la insólita costumbre de poner un belén en el salón de mi casa, no un nacimiento sino un belén, con ovejas y perro incluido, en vez de los renos luminosos en la ventana o el gordo del saco en el balcón, tan de moda en las terrazas “chic” o en los adosados de la gente “guay”. Y el colmo de la rareza es que me gustala Navidad; ahora, que muchos despotrican de estas fiestas y están deseando que pasen, yo me encuentro muy a gusto en estas fechas, compartiendo un vino en alguna bodega con amigos y vecinos, cantando villancicos con los sobrinos pequeños e incluso, pásmense, me entretienen esas películas pegajosas, relacionadas conla Navidad, que ponen en televisión. Quizá deba hacérmelo mirar, porque no me gusta esa complacencia en doctrinas ajenas y el desprecio por la heredada, que nos lleva a situaciones como la de la cafetería Babel, presionada para quitar unos caracteres islámicos de la decoración, porque consideraban ofensivo el que estuvieran en un lugar donde se vende alcohol. Claro que nadie habla de otras costumbres que sí ofenden a muchas personas sensatas, como no considerar iguales a mujeres y hombres, permitir la poligamia, aunque sea de forma encubierta, o la falta de libertad individual a la hora de elegir pareja.
Ya les he dicho que debo de ser un tipo raro, un tanto agnóstico, pero al que molesta que no se respeten las tradiciones de siempre que, en nuestro país, son las cristianas desde hace dos mil años. Y es que, si desaparecen esas tradiciones, habrá dificultad para entender nuestro pasado y, si no sabemos de donde venimos, difícilmente sabremos hacia donde vamos. Afortunadamente, los tiempos en que se ejecutaba o se expulsaba a los de otra fe han pasado. Aquí. En otros lugares aún no. Tomemos nota y FELIZ NAVIDAD.
“ALONSO CHÁVARRI”