Mi amigo Ulpiano dice que España está dividida. No se refiere a ninguna división territorial, que parece imposible, según dicen los jefes dela UniónEuropea, tampoco se refiere, mi buen amigo, a falta de vertebración, pues ya ha llovido mucho desde que don José Ortega y Gasset escribiera su famoso ensayo “España Invertebrada”, se refiere a que el país está dividido, como casi siempre, en dos grupos que discrepan. Unos, el Gobierno y sus adláteres, dicen que España está saliendo de la crisis y que pinta mucho en el concierto internacional, mientras otros, que son casi todos los ciudadanos, ven que cada vez están peor y que España es un cero a la izquierda en cuanto cruza los Pirineos, como bien se vio en las elecciones a los juegos olímpicos. Y es que este país se divide por cualquier cosa y siempre hay disculpa para recrear el mito de las dos Españas y para atizarse, aunque sea verbalmente, como en las pinturas de Goya. Por ejemplo, las palabras del ministro Montoro han vuelto a dividir a la nación. Cuando dijo que España iba a volver a asombrar al mundo, la opinión pública se dividió; unos creían que lo dijo porque vamos a batir el record mundial de parados, mientras otros pensaban que el record a batir iba a ser el de corruptos por metro cuadrado. Mi amigo Ulpiano, que parece que tiene un lento discurrir, aunque es sólo apariencia, dice que, si vamos a asombrar al mundo, es porque vamos a hacer algo que no se ha hecho antes o, si se ha hecho, no lo recuerda nadie; dice que, seguramente, el asombro vendrá porque alguno de los banqueros o políticos, últimamente imputados, acabará en la cárcel, que eso sí que sería asombroso. Dice que cerremos los ojos y nos imaginemos a alguno de los célebres imputados yendo a la cárcel, en vez de ganando un sueldo o dos o tres. Ulpiano dice que eso sería el colmo del asombro – ya he dicho que Ulpiano es ingenioso, aunque tenga apariencia de torpe-.
Sí, no cabe duda, España está dividida; por un lado están aquellos para los que nunca hay crisis, esos ciento cincuenta mil de los que hablan los papeles y que han aumentado sus fortunas en los últimos años, los que hacen buenos los versos de Quevedo: “(…) gatos le guardan de gatos; / y pues él rompe recatos / y ablanda el juez más severo, / Poderoso caballero / es don Dinero. (…)” Por otro lado están casi todos los demás: los cinco millones de parados, los nueve millones de pensionistas, que ven menguar año tras año su pensión, los mileuristas, los…, o sea los que hacen buenos los versos del cancionero:
“Estas noches atan largas
para mí,
no solían ser ansí (…)”.
“ALONSO CHÁVARRI”