CÁSATE Y SÉ SUMISA, así se titula el libro de Constanza Miriano, editado por el Arzobispado de Granada, que, como no podía ser de otra manera con semejante título, ha levantado ríos de tinta y ha indignado, con mucha razón, a multitud de mujeres, no sólo feministas. Además, ha conseguido algo que parecía imposible: poner de acuerdo a populares y socialistas sobre la inconveniencia de su publicación, hecho que recibimos con alborozo por lo inusual; tantola Juntade Andalucía como el Partido Popular Andaluz han pedido la retirada del libro, petición a la que se ha sumado la ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato, por no compartir ni el título ni el contenido, que considera una falta de respeto a las mujeres.
No he leído, ni tengo la menor intención de hacerlo, el susodicho libro, pero me ha llamado poderosamente la atención la estructura del título, formado por dos imperativos unidos por la conjunción copulativa “y”. El primero anima –casi ordena- al matrimonio, con la fuerza de la voz “cásate”, pero por sí mismo no aclararía a quien va dirigido y sólo supondría un atrevimiento o un consejo excesivo; es el género del segundo imperativo el que domina el título y causa desconcierto en el lector, por la incorrección del mensaje implícito. Ese “sé sumisa” es todo un torpedo en la línea de flotación del barco en el que navegan los derechos y la liberación de las mujeres, más en estas fechas en que celebran, y celebramos todos, el día contra la violencia de género.
También llama la atención que el editor sea el Arzobispado de Granada, ahora que soplan vientos de cambio, de sensatez y de retorno a los orígenes enla IglesiaCatólica; es inevitable que vengan a la memoria títulos similares y prédicas de los años cincuenta y sesenta, que fomentaban la sumisión de la mujer al hombre, en aquellos tiempos de nacional catolicismo en los que la mujer no podía ni abrir una cuenta bancaria sin permiso del marido.
Sólo veo una cosa buena en este título: ha conseguido poner de acuerdo a aparentes oponentes políticos irreconciliables, aunque sea en un asunto menor, pues este país, para nuestra desgracia, no es Alemania, donde van a gobernar conservadores y socialdemócratas, unidos por el bien de la nación; aquí estamos acostumbrados a que, antes de pronunciarse sobre cualquier cuestión, el político de turno mire quién lo ha dicho, en vez de qué ha dicho, para oponerse por sistema, si es el oponente. Si sirviera para cambiar esta dinámica de oposición sistemática, hubiera servido para algo ese título tan infame. Ese vergonzoso CÁSATE Y SÉ SUMISA.
“ALONSO CHÁVARRI”