Es bien conocido que la frase “cerrar filas” tiene origen militar; cuando las batallas se libraban avanzando un ejercito hacia el otro, en formación y, a la vez, disparando, los que caían en la primera fila eran sustituidos, con rapidez y organizadamente, por los de la fila siguiente que, así, cerraban filas. El mismo origen y el mismo significado tiene la frase “prietas las filas”, aunque nunca he entendido qué ventaja podría tener aquella forma de combatir, que ofrecía el cuerpo gentil, sin ninguna defensa, al enemigo. Sin embargo, hoy en día la frase “cerrar filas”, o “prietas las filas” tiene el significado de apoyo sin pensar, sin asomo de duda; y, trasladado a la política, quiere significar el apoyo al propio partido, sin preguntarse el porqué, ante ataques foráneos.

En la actual situación política, parece difícil cerrar filas, sin preguntarse nada, ante la acumulación incesante de casos de corrupción, de corruptelas y de falta de ética, como los que están apareciendo en los distintos partidos políticos. A los ya conocidos y repetidos casos: ERES de Andalucía, Gürtel, Bárcenas, Campeón, Fabra, Malaya y mil más, se suman ahora los recién aparecidos de los cursos de formación de UGT, o la SICAV de los eurodiputados; y la respuesta, en los distintos partidos o grupos suele ser la misma: “prietas las filas”.

También en La Rioja ha aparecido la famosa frase “cerrar filas”, antes las acusaciones, verdaderas o falsas, en los casos del trabajo simulado de un concejal socialista o en el de los dineros de la sede de los populares. Esto de cerrar filas es demasiado habitual y lo que se consigue con ello es desanimar, más aún, a los ciudadanos que, no lo olvidemos, son los votantes. Sin entrar a valorar si las acusaciones, en cada caso de corrupción, corruptela o falta de ética, son verdaderas o falsas, a los ciudadanos nos gustaría que los partidos no cerrasen filas, sino que fueran los primeros interesados en aclarar todo, ya que así se evitarían las generalizaciones y se recompondría la opinión, que ahora no es precisamente buena, que la ciudadanía tiene sobre los políticos. Ya sé que es difícil no acabar generalizando, cuando se lee que más de cuatrocientos eurodiputados tienen un generoso plan de pensiones, en el que el Parlamento Europeo pone dos euros, por cada uno que pone el político, en una SICAV en Luxemburgo que, si no es un paraíso fiscal, se le parece mucho.

Todo el mundo sabe que, en los partidos políticos, la mayoría no son corruptos ni tienen falta de ética, pero, cada vez más, se considera, a todos los miembros de estos partidos, culpables del aumento de la corrupción por ese habitual “cerrar filas”, que tanto daño hace. A los ciudadanos nos gustaría que cada partido, en vez de comentar los deslices de sus opositores, se dedicase a airear los propios y a hacer limpieza en su propia casa; así se recuperaría la confianza, tan necesaria en estos momentos políticos, porque, si siguen cerrando filas, acabarán consiguiendo que PODEMOS gane las próximas elecciones. Y, sinceramente, con su programa, no creo que fuera lo más conveniente.

“ALONSO CHÁVARRI”