Hacía tiempo que no oía la palabra “tontoloscojones”, por otra parte una palabra muy española y riojana, de difícil definición, pero gráfica y elocuente. La tenía por palabra de la tierra –del norte de Castilla,
No tendría importancia si fuese un insulto personal, pero al ser generalizado, además de un error de cálculo, que invalida políticamente al personaje, es indicativo de una manera de pensar que desprecia al oponente, extendida en política, quizá más en un sector de la izquierda.
Decía Buñuel: “Admiro a quien busca la verdad, pero desconfío de quien cree haberla encontrado”. Esto ocurre con este tipo de personas: se creen en posesión de la verdad y, por lo tanto, aquel que piensa de distinta manera es un ciego que no ve esa verdad, es decir, es un “tontoloscojones”. No se dan cuenta de que los ciegos son ellos: consideran incompetentes, faltos de ética, incluso corruptos, a sus adversarios, pero se ponen la venda en sus propios ojos, ante todas las incompetencias, faltas de ética y corrupciones de los suyos, algunas muy sonadas, como si no hubieran existido.
Esta visión tan simplista y tan reducida de la realidad, yo la achaco a la endogamia social de este sector de la sociedad; suelen convivir con personas de su mismo credo y acaban creyéndose lo que dicen, a fuerza de repetirlo y escucharlo. Si se mirasen desde fuera, verían el ridículo que hacen, adoptando posturas y voces, ante problemas políticos y sociales naturales de este tiempo, como si estuvieran en las barricadas de mayo del 68, donde seguramente no estuvieron porque tendrían una visión más abierta de la vida y de la sociedad.
Recomiendo, a este sector, tomar unos vasos con los oponentes, jugar una partida de mus, de vez en cuando, o ir algún viernes a cenar con ellos. Verían que las ideas no dan certificado de casi nada, y menos aún de bondad o maldad. Se puede tener ideas distintas y, sin embargo, ser amigos. Es muy fácil tener muchos camaradas, pero tener amigos es más difícil y, si ya desechan a quienes no piensan como ellos, van a tener menos. Además, así no creerían que tantas personas, muchas de ellas valiosas y bondadosas, sean unos “tontoloscojones”, como creía el socialista de Getafe.
“ALONSO CHÁVARRI”