Atónito me deja la noticia de la irrupción de Julio Revuelta como candidato a las municipales. Pasmado porque quien renunció a su concejalía después de ganar las elecciones ha encontrado eco social para intentar recuperar el acta que despreció hace menos de cuatro años, dejando plantados a los más de 50.000 logroñeses que le dieron su confianza.
En estos tiempos en que la dignidad política es una excepción me asombra que, enarbolando una falsa bandera de renovación, Julio Revuelta regrese a la escena pública dando un portazo al partido que le hizo alguien en vísperas electorales para su propio beneficio y en perjuicio de quien, él mismo, había nombrado su protegida.
Admirado me quedo porque en octubre del año pasado el mismo Julio Revuelta, en una entrevista con Dato Económico, se ofrecía públicamente a formar parte de alguna de las listas del Partido Popular y así se lo pedía expresamente al presidente Pedro Sanz, al que hoy, apenas seis meses después, repudia.
Las cosas más rocambolescas suelen tener explicaciones sencillas y todas estas aspiraciones de regeneración de la vida pública no son más que consecuencia de que ni Pedro Sanz ni el PP ofrecieron al nuevo candidato a la Alcaldía una plaza para vivir tranquilamente y con el ego satisfecho en el Congreso o en el Senado.
Estupefacto sigo porque el ex alcalde se presenta bajo una supuesta plataforma política ciudadana harta de la política rastrera, que lamentablemente nos ha tocado en suerte, pero no ha tardado ni un par de días en proponer integrarse en el Partido Riojano (PR), que a su vez forma parte destacada de esa misma política de perfil bajo que Revuelta aspira a dignificar. ¿Dónde está tu lista, Julio? ¿Dónde están los colectivos y personalidades que te apoyan más allá de Marian Ferrer y Rubén Antoñanzas? ¿No será que realmente eres tú el único que se ha creído lo de Ciudadanos de Logroño?
Pero nada tiene que ver mi sorpresa con la cara que se me quedará el 23M si Julio Revuelta consigue su propósito de volver a ser alcalde.
No, no me he vuelto loco. Julio Revuelta ‘amortizó’ en su mejor momento político a José Luis Bermejo (PP), ahora acaba de hacer lo mismo con Ángel Varea (PR) y a Tomás Santos (PSOE) no le queda más que un mes de trabajo en el banco para una digna jubilación ante un, imagínense, supuesto nuevo gobierno de coalición con el grupo minoritario al frente.
Julio César dijo aquello de “tú también Bruto, hijo mío”. Menudo aficionado.