A decir verdad no esperaba demasiado de la declaración patrimonial de los miembros del Consejo de Gobierno de La Rioja, cuyo precedente está en la publicación en el BOE de los bienes y pasivos del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y de sus ministros en octubre del año 2009.

Zapatero contaba entonces con un patrimonio de 209.000 euros y una deuda por valor de 80.484 euros. Es decir, pobre bagaje económico para toda una vida dedicada a la política, en la que los gastos son bastante más reducidos que los de cualquier currante, y los ingresos, aunque limitados para un directivo de una potente empresa privada, evidentemente suficientes para amasar un patrimonio mayor.

De aquella lista, lo más sorprendente era el caso de Manuel Chaves que, después de casi 20 años como presidente de la Junta de Andalucía, y con un gasto corriente similar al de un ‘ciego en novelas’ por la naturaleza de su cargo, únicamente había logrado reunir un patrimonio de 68.964 euros.

Es decir, una broma, de la misma forma que, según la declaración hecha pública por el Consejo de Gobierno riojano, Juan José Muñoz –cuya mujer cobró lo mismo por el famoso cheque en las firmas fotovoltaícas de dudosa reputación con las que se había asociado que lo que él declara como valor de sus bienes no inmuebles– es el consejero más ‘rico’ con menos de medio millón de euros.

No dudo de que la declaración patrimonial es la correcta, pero supongo que a ningún miembro del Consejo de Gobierno le extrañará que nadie se lo crea, ya que el valor real de los bienes está a nombre de sociedades o de familiares: es decir, que para este viaje…, mejor se lo podían haber ahorrado, tanto Zapatero como Pedro Sanz.

Este movimiento en pro de la supuesta transparencia, honradez y, esperada y demandada, austeridad no es más que agua de borrajas diluida en titulares de prensa. Tal y como comentaba en el post anterior, algunos echamos de menos de verdad, y máxime con las elecciones municipales y autonómicas en vísperas, auténticos gestos de hecho de austeridad y no fuegos artificiales de cara a la galería.