El 22-M se convirtió en un todos contra Sanz, tal y como explicaba Teri Sáenz en su blog Chucherías y Quincalla, en larioja.com, pero ni el objetivo común del resto de fuerzas políticas le ha tambaleado lo más mínimo.
El presidente de La Rioja no sólo se presentaba como candidato a la Comunidad Autónoma, donde ha alcanzado la cifra nunca vista de 20 parlamentarios, sino que la propia campaña electoral de la oposición se había basado en mostrarle ante los votantes como el aspirante en la sombra a la Alcaldía de Logroño. La estrategia era clara: restar credibilidad y personalidad a la nueva alcaldesa, Cuca Gamarra, y advertir del supuesto ‘desembarco’ del Ejecutivo en el Ayuntamiento de la capital, es decir, del canibalismo de las instituciones.
El escenario, con un PSOE desgastado por la corriente nacional, daba pie a la posibilidad de entrada de Izquierda Unida en el Ayuntamiento por el esperado trasvase de votos, mientras que las encuestas electorales daban cuartel al PR que, con sólo dos concejales, y con la complacencia y pasividad de Tomás Santos, había asumido un protagonismo durante estos cuatro años que los logroñeses han entendido excesivo. Al mismo tiempo, la irrupción de Julio Revuelta con su nueva fuerza política dibujaban un escenario difícil para el mandatario riojano en Logroño y para su apuesta local, Cuca Gamarra.
Pero Sanz no tuvo duda alguna: atacó con cuentagotas, pero con contundencia la «traición» de Revuelta a las primeras de cambio y dejó pasar el efecto de la novedad para obviar su existencia durante la campaña. Tenía experiencia en esta lid. En las elecciones del 2003, las primeras de Martínez Aldama tras asumir la secretaría general del PSOE, no pronunció una sola vez su nombre y siempre se refirió a su rival como el ‘chico’ de Quel, así que Revuelta fue víctima del vacío más absoluto.
En cuanto al PSOE y el PR, Sanz y Gamarra no tuvieron piedad en calificar el bipartito de «dañino» para Logroño; en insistir cada dos por tres en el incumplimiento de las promesas del pacto que habían avalado en el 2007 las inversiones comprometidas, aunque en casos no realizadas, por el Gobierno central; y en la ‘bicefalia’ y el supuesto derroche que ésta causaba a las arcas municipales.
En este escenario, Sanz y su candidata no sólo lograron aguantar el temporal, sino que Cuca Gamarra obtuvo en escaños el domingo también los mejores resultados del PP local: «Ya lo avisé, Cuca sería la alcaldesa de Logroño, mi alcaldesa», dijo el presidente riojano en la primera valoración del recuento electoral. Pedro Sanz (Igea, 1953), como bien recordó la noche del domingo ya tiene su «manita», cinco mayorías absolutas, las mismas que consiguió su padre en Igea, pero además ha ‘conquistado’ contra todos, y con la que fue ‘escudera’ de Julio Revuelta, la capital riojana.
Las únicas elecciones que el PP ha ‘perdido’ en La Rioja y en Logroño desde la era Sanz fueron las del 2007 con Revuelta como cartel y, lejos de desesperar, sirvieron al mandatario riojano para quitarse de encima al ‘molesto’ candidato de Ciudadanos de Logroño: «Prefiero ser primero en una aldea que segundo en Roma», dejó dicho Julio César, y Pedro Sanz, con quien el que suscribe no jugaría al mus más que de pareja, ha demostrado que prefiere ser el primero en todos los sitios.