El PSOE riojano naufraga. No ha habido congreso extraordinario tras el fracaso del 22-M (¡¿?!) y el adelanto de las elecciones generales a noviembre ha sumido a diferentes grupos en una batalla contra reloj por tratar de controlar las mermadas listas que saldrán desde La Rioja, ya que todos dan por hecho que de los ocho parlamentarios electos, cuatro senadores y cuatro diputados, deberán conformarse con uno de cada.

Martínez Aldama se aferra a liderar el cartel del Congreso y para ello ha ofrecido a quien actualmente lo ocupa, César Luena, su apoyo para la secretaría general en el congreso extraordinario que se convocará tras las elecciones del 20 de noviembre.  Éste, sin embargo, no entra en el juego y aspira a mantener el número 1, que el propio Aldama le entregó en su día, y sin renunciar ni mucho menos a la secretaría general a partir del 2012.

Luena cuenta con apoyos de Madrid, con la ‘facción’ de la Delegación del Gobierno y con miembros de la Ejecutiva del partido, entre ellos el de Fran Rodríguez, ‘mano derecha’ de Aldama en estos años. Su principal problema es qué hacer con Kiko: si no va al Congreso (Luena y el resto son conscientes de que el electorado lo interpretaría como una ‘broma’), ¿está dispuesto Aldama a encabezar una hipotética candidatura al Senado o a quedarse en el Parlamento regional?

Lo que parece claro es que al actual líder socialista no le va a quedar otra que subirse al carro de Luena, que intentará conformarle con el Senado o con el sueldo de liberado y la portavocía en el Parlamento regional, y que al diputado le vendría muy bien el trabajo hecho por Kiko en las agrupaciones locales por las que él apenas ha pasado. Pero, con listas abiertas como son las de la Cámara Alta, ni el propio líder socialista ve las suficientes garantías para salir elegido. Citando al Gatopardo, que todo cambie para que todo siga igual.

A las dos corrientes, la de Aldama por sí mismo y la de Luena, se ha sumado una tercera. Son ex miembros de la candidatura de Santiago Sufrategui (satanizada e incluso abucheada por afines al ‘aparato’ en un escaso ejercicio de democracia interna), junto con los históricos críticos de Izquierda Socialista, que proponen un lavado radical: caras nuevas en las listas [sí, pasar por la quilla a Aldama, pero también al resto de su equipo] para después intentar llegar a la secretaría general también con nuevos perfiles. Es decir, borrón y cuenta nueva a estos años en los que, si hay algo cierto, es que jamás se había conocido tal desilusión y distanciamiento de las bases socialistas.

La nueva corriente tiene un candidato, más bien candidata, para las listas y probablemente también otro/a para la futura secretaría general, nombres que por el momento eluden desvelar sus integrantes antes de saber con qué apoyos reales cuentan y qué y con quién es lo que tienen que negociar.

En este sentido, la batalla se centrará en este mes de septiembre en recabar los apoyos de figuras con reconocimiento público y poder interno que, de momento, se dejan querer por unos y otros, aunque con lo poco que tiene el partido para ofrecer (sólo un número uno claro al Congreso asegurado) parece que hay demasiadas novias para tan escuálida dote. A lo mejor, lo primero que deberían pensar en el PSOE es en aumentar la dote en lugar de en cómo y entre quiénes repartirsela.

(*) Éste es un ejercicio de agudeza visual. En la imagen de Fotoprensa, César Luena aparece con una mujer sentada en el Congreso de los Diputados. Una birrita virtual para el que, siempre que no sea de Arnedo, acierte su nombre.

(**) Pista: ha sido ocho años diputada del PSOE por La Rioja