El famoso cheque en blanco que Santiago Sufrategui ‘entregó’ al secretario general del PSOE, Francisco Martínez Aldama, en el comité regional del partido tras perder por tercera vez las elecciones autonómicas no existe. Sufrategui intentaba escenificar con dichas palabras que se retiraba de cualquier aspiración política del partido y habló en plural (un error), puesto que el grupo que ahora comanda Izquierda Socialista y otros acompañantes en su día de la aventura del propio abogado siguen trabajando por una renovación real aunque sin éxito.
En el proceso de elección de los candidatos a Congreso y Senado en que está inmerso el PSOE riojano hablan con sus votos los afiliados, así que, a priori, el método de elcción no puede ser más democrático. La asamblea de Logroño, la más importante, respaldó el sábado a César Luena como candidato al Congreso y, aunque en menor medida, a Francisco Martínez Aldama, como cabeza de lista al Senado. Las ‘cuentas’ le salen a la ejecutiva y el acuerdo para aupar a Luena al Congreso y a Aldama al Senado, aun exento de renovación, se cumplirá, aunque con matices.
Y los matices están en que el plan del ‘aparato’ no cuaja del todo. No lo hizo en la agrupación local de Villamediana, que sí respaldo a Aldama, pero no a Luena, y no lo hizo en Nájera, lo cual es especialmente significativo para actual diputado nacional que, nacido en Bobadilla, fue rechazado por la propia agrupación local en la que estuvo hasta el año 2007.
Tampoco ha cuajado en Haro, donde los ‘críticos’ se han impuesto tanto al Congreso, con la local Susana García Labiano, y con Chema Buzarra para el Senado. Estos días tienen lugar las asambleas en las cabeceras deLa Rioja Baja (Calahorra, Alfaro y Arnedo), donde supongo que el peso del actual secretario general y la labor desarrollada estos años permitirá al ‘aparato’ sacar su lista.
A nadie se le escapa que la batalla de Luena, y del grupo que ha reunido en torno al ‘aparato’, no es únicamente por el Congreso, sino por la secretaría general del partido una vez pasadas las elecciones del 20 de noviembre y, a nadie se le debería escapar tampoco, que se está tratando de tomar la dirección del partido en un horizonte mínimo de ocho años.
El diputado es joven y ha sabido hacer su trabajo en Madrid, donde ha logrado apoyos y ha demostrado que se mueve bien en el Congreso y en Ferraz, pero su problema es que en estos años no se ha dejado ver por los pueblos, y eso se está notando en las asambleas locales.
La ‘columpiada’ de Fran Rodríguez, el secretario de Organización del partido, el pasado viernes, cuando dijo que Luena y Aldama sería candidatos sí o sí, no ha sentado nada bien entre los militantes. De hecho, Nájera puso sus propios candidatos (a sabiendas de que sólo se iban a presentar en su pueblo) para evitar el apoyo a la candidatura ‘oficial’.
La ejecutiva va a sacar adelante su listas, pero hay detalles que invitan a reflexionar. En Logroño, fueron únicamente 114 los afiliados que acudieron a la asamblea, cuando nunca como ahora el PSOE necesita la colaboración de todos. Carlos Arriazu, un afiliado de a pie harto de las mismas caras y los mismos discursos, se presentó casi a la ‘bonzo’ y fue capaz de obtener 34 votos (por los 67 de Luena) y otros tantos está obteniendo en asambleas de cabeceras de comarca como Haro, donde con el 38% de los votos quedó por delante de Luena.
El proceso tiene muchos claro-oscuros de difícil explicación. Las asambleas locales convocan a sus afiliados por carta con un mínimo de cuatro días de antelación, pero ni los aspirantes conocen cuándo se celebran. No hay calendario previo y cada secretario general de agrupación marca cuáles son las normas para la votación, lo que facilita el control al ‘aparato’.´
César Luena, con el apoyo de miembros de la ejecutiva de Aldama y otras figuras de peso, como José Ignacio Pérez Sáenz, Vicente Urquía y, recientemente, María Victoria de Pablo, que se ha subido al tren principal como número 2 al Congreso, ha recogido el ‘cheque en blanco’ que Sufrategui quiso entregar a Aldama, pero a la vista del proceso de elección de listas no hay tal ‘cheque’. Cuando se abra ‘oficialmente’ la batalla por la secretaría general no sólo serán los críticos de Izquierda Socialista los que apuesten por el cambio, pero ésa es harina de otro costal.