Los designios del presidente de La Rioja son inescrutables, pero la sorpresa por la elección de Alberto Bretón (Logroño, 1964) como delegado del Gobierno en La Rioja ha sido mayúscula hasta para él mismo.
Conocí al nuevo delegado hace muchos años, cuando era letrado de los Servicios Jurídicos de La Rioja. Bretón ascendió a jefe del departamento (1996) y Pedro Sanz decidió en determinado momento vincular los Servicios Jurídicos, hasta entonces independientes orgánicamente, a la consejería de Administraciones Públicas, con lo que el nuevo delegado ascendió a director general.
Alberto Bretón asumió después el cargo de consejero del ramo y fue elegido diputado regional (2003), quizás en el momento del Gobierno más ‘tecnocrático’ de Sanz, lo que generó recelos dentro del partido por el protagonismo que estaba asumiendo los ‘advenedizos’ con perfil técnico como el nuevo delegado, Emilio del Río, Javier Erro… Su etapa en la empresa privada, con Construcciones Samaniego, llevó a Bretón a pilotar la puesta en marcha del circuito de velocidad de Los Arcos (Navarra) y, sobre todo, a viajar a Marruecos a promover viviendas con las que mitigar el impacto ‘ladrillazo’ español sobre una empresa constructora.
Fue sorprendente su regreso de la empresa privada, de nuevo, al cargo de jefe de los Servicios Jurídicos y, más lo fue, su designación como candidato número 1 al Senado, cargo que no ejercerá pese a ser elegido en listas abiertas, algo que ya pasó con Tomás López San Miguel en su día. Entonces, fue Ramón Galán, quien, por sustitución nominal (en el Senado los sustitutos van ‘a misa’), fue elevado al Senado y ahora ha sido Daniel Osés, un chaval de 25 años, a quien le ha tocado ‘El Niño’, con la Cámara Alta.