La educación pública se sube por las paredes. Los sindicatos van a negociar y acaban encerrados. Las promesas de salvaguardar los servicios básicos, entre ellos la educación, han sido papel mojado a la primera de cambio y los pasos dados hasta ahora por la Consejería del Gobierno riojano, incluso más allá de la propia crisis económica y de los ajustes impuestos como la elevación de las ratios de alumnados y la anunciada supresión de interinos, apuntan desde luego hacia una dirección en la que no caben todos.
Los conciertos con la enseñanza privada siguen aumentando pese a la limitación de los recursos; la raya única del mapa educativo de Logroño trazada por el consejero Gonzalo Capellán beneficia a determinados colegios privados con deseo de ampliación de líneas, hasta el punto de que los colegios públicos, de forma general, han decidido comenzar a protegerse con el punto adicional para la elección de alumnos ante la previsión de un reparto aún más injusto. Es el principio de una red de centros de primera y de segunda división, mientras las tasas universitarias suben, y subirán más, con lo que el acceso a la educación tiene visos de convertirse en un servicio de lujo.
Lo que me llama la atención es que, a priori, el consejero Capellán, tiene un perfil académico humanista cimentando en valores cercanos a una enseñanza pública y de acceso universal. Estudiante de colegio público, como dejó caer en el Parlamento regional, la trayectoria académica e investigadora de Gonzalo Capellán es muy completa con un gran número de libros, investigaciones y publicaciones.
Este cocinero, que no es maestro ni psicólogo ni pedagogo, se ha tomado la molestia de revisar algunas de las publicaciones de Gonzalo Capellán y compruebo que nuestro consejero de Educación y Cultura basa buena parte de sus investigaciones en el movimiento krausista de finales del siglo XIX : ‘Masonería y Krausismo’; ‘La Institución de Libre Enseñanza y su impacto en La Rioja’; ‘Krausismo y neotomismo en la cultura de fin de siglo’; ‘El Krausismo belga’; ‘De Orovio a Cossio: vieja y nueva educación’; ‘La España armónica: el proyecto del krausismo español para una sociedad en conflicto’… son los títulos de algunos de sus trabajos
Podríamos seguir con más titulos, pero lo poco que yo sé del krausismo y de la Institución Libre de Enseñanza es que se trata de un movimiento educativo compuesto por seguidores del filósofo alemán Krause, que emprendió una difícil labor de intentar reformar el anquilosado y clerical sistema de enseñanza español del siglo XIX. La Institución Libre de Enseñanza quiso implantar un sistema educativo basado en el humanismo, el racionalismo, el laicismo y el empirismo. Sanz del Río, Manuel Bartolomé Cossío, Joaquín Costa, Federico Rubio, Hermenegildo Giner de los Ríos, Rafael Altamira, Leopoldo Alas, Antonio Machado… son algunos de los nombres claves del krausismo en España.
La pregunta que nos hacemos en esta ensalada es si son estos mismos principios, que han basada en cierta forma la prestigiosa labor investigadora de nuestro consejero (que todo el ámbito académico español reconoce), los que están primando también su gestión como máximo responsable de Educación.