Analizamos hace unos meses en la ensalada a la riojana el proceso de renovación de la Interprofesional del Vino de Rioja y, por extensión, del Consejo Regulador. El bloqueo de las organizaciones agrarias al proceso de acreditación de la representatividad (tantas hectáreas representas, tanto vales) ha terminado en una situación previsible (solicitar la mediación del Ministerio de Agricultura) y, curiosamente, asumible desde el pasado mes de octubre, por lo que sobraban estos ocho meses de viaje hacia ninguna parte.
Víctor Pascual se enrocó en sacar adelante un proceso de renovación que no podía tener buen, ni mal, fin sin las organizaciones agrarias. Pero también es cierto que éstas se empecinaron a su vez en un imposible (renovar la representatividad sin acreditar y pretendiendo obviar a las nuevas asociaciones nacientes). Al final, será el Ministerio el que proponga, y el resto acepte, una solución que permitará que cooperativas y organizaciones agrarias se repartan la representación del sector productor, es decir, algo que bien podía haberse pedido en octubre.
Además, se supone, el sector ‘despedirá’ a Víctor Pascual como presidente una vez renovada la Interprofesional, pero, para quienes consideran esto un logro, no hay que olvidar que ha sido hasta ahora el único presidente de la Interprofesional por decisión del propio sector productor: en el 2004, porque el resto de organizaciones agrarias no querían que fuera José Ángel Alegría (Asaja), y en el 2008 porque las cooperativas y Asaja incumplieron el acuerdo para defender la figura alternativa de José Hidalgo.
Durante estos ocho meses de desplantes y reproches entre unos y otros, se ha señalado a Víctor Pascual como culpable y se le ha acusado de ‘manejar’ los hilos en la sombra para preparar su supuesta continuidad. Pero lo cierto es que los únicos, y escasos, mensajes sobre su futuro que se le han escuchado tenían más que ver con su retirada que con su continuidad. Pascual ha cumplido 67 años y sigue en activo en su empresa privada -no sé hasta cuando, pero su capacidad de ‘supervivencia’ le ha hecho merecedor del calificativo, cariñoso al menos por parte de este cocinero, de Víctor ‘corcho’-, con lo que, si continúa en Domecq seguro, y si no presupongo que también, mantendrá un papel primordial dentro de su propio grupo de bodegas y, por tanto, en la Interprofesional, es decir, en el propio sector en el que lleva toda su vida.
El turno para elegir presidente vuelve, por escrito, a ser responsabilidad del sector productor y, una vez ‘amortizado’ Víctor Pascual, tengo mis dudas de si entre todos serán capaces de proponer un candidato o acabarán echando de nuevo la pelota encima de las bodegas (¿o del propio Pascual) , ya que tengo la impresión de que este viaje conjunto que emprendieron las seis organizaciones agrarias representadas no va a durar mucho y también porque a lo mejor es difícil encontrar una persona dispuesta a dar prácticamente todo su tiempo, como ha hecho Pascual, a este sector que, a la vista está, emplea más esfuerzos en mirarse el ombligo que en intentar vender más y mejor el vino.