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Alberto Gil

Ensalada a la riojana

Compromiso político y financiero: una broma

A la primera piedra asistió la entonces ministra Elena Espinosa. Luego nadie apareció para inaugurarlo

El precio de la luz y el engaño de los fijos de potencia, como al resto de ciudadanos, ha puesto contra las cuerdas a los regantes de todo el país después de inversiones, en muchos casos millonarias. Trabajando este tema en el periódico, me sorprendí la semana pasada al comprobar que el mayor regadío de La Rioja (nada más y nada menos que 6o millones de euros de inversión) sigue sin inaugurarse porque no hay político, ni del PP ni del PSOE, que pueda ni pretenda asomar por allí. Os dejo la historia que publicamos el lunes en Diario LA RIOJA porque no tiene desperdicio, con políticos al servicio de las grandes empresas y bancos buitres rapiñando presas, mientras una importante comunidad de agricultores se empufa en 20 millones de euros:

La Comunidad de Regantes del Canal de la Margen Izquierda del Najerilla se sobrepone aún del impacto que la obra del mayor y más moderno regadío de La Rioja tuvo en sus bolsillos. La infraestructura, que permitió la modernización de 9.017 hectáreas desde Haro a Santo Domingo (14 municipios) con la constitución de una comunidad de 4.200 regantes, ha sido un continuo quebradero de cabeza.

La constructora española Sacyr es hoy actualidad por los problemas y retrasos en las obras del Canal de Panamá y los regantes riojanos sufrieron en sus propias carnes las consecuencias de sobrecostes y retrasos de una obra que se adjudicó en diciembre del 2004 por 45 millones de euros, con un plazo de ejecución de 17 meses –lo que sirvió a la UTE formada por FCC y Aqualia para ganar el concurso–, pero que finalmente costó casi 60 millones y se ejecutó en 58 meses.

Los regantes asumieron un crédito de 20 millones de euros con Banesto –pagaron el 33% de la obra y el Ministerio y fondos europeos, el restante 67%–, por lo que los retrasos en la ejecución supusieron muchos miles de euros en intereses a los agricultores, junto con sobrecostes injustificados: «Seiasa, la sociedad del Ministerio que hizo las obras, se desentendió de nosotros y únicamente la Consejería de Agricultura riojana, que nos financió préstamos para hacer frente a los intereses y nos asesoró legalmente, han hecho algo para que este regadío salga adelante», explica Borja García-Baquero, presidente de la comunidad. «Hubo modificados de obra por trabajos que no existieron y retrasos injustificados, hasta el punto de que estuvimos a punto de abandonar las obras, pero teníamos que afrontar, sí o sí, el crédito de 20 millones, así que no había otro remedio que acabar».

Los regantes llevaron a juicio al Ministerio –David contra Goliat– y lograron una sentencia parcialmente favorable que rebajó en 3 millones de euros el sobrecoste de 13 millones. El Ministerio adeuda aún un millón de euros a la comunidad de regantes porque ha recurrido la sentencia: «El conflicto con Seiasa fue con el Gobierno del PSOE –explica García-Baquero–, pero cuando llegó el PP al poder el ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, se desentendió igualmente pese a todo lo dicho cuando era oposición y ha recurrido ante el Supremo la sentencia, con lo que aún no han desbloqueado el millón de euros que nos deben».

De hecho, la gran obra del regadío riojana, modélica por la aplicación de últimas tecnologías –en breve los agricultores podrán regar sentados en su sofá con su teléfono móvil– no ha sido inaugurada por ningún ministro: «Elena Espinosa [PSOE] puso la primera piedra en el 2005, pero nadie se atreve a venir por aquí porque saben que engordaron los presupuestos para favorecer a las constructoras y que los retrasos, que a nosotros nos costaban miles de euros en intereses, no tenían justificación». «Únicamente Íñigo Nagore –continúa el presidente de los regantes– nos ha apoyado, tanto cuando el Gobierno era del PSOE como del PP, y su ayuda ha sido clave para poder terminar esta obra y no arruinarnos».

Banesto y los ‘swap’
Las cosas se complicaron aún más cuando Banesto, la entidad con la que tenían los préstamos la comunidad de regantes, cambió las condiciones de varios contratos y los convirtió en ‘swaps’ (productos financieros de derivados) que ‘colocó’ a los agricultores de mala fe: «Si algo sale mal, puede salir aún peor», recuerda Borja García-Baquero. «Nos engañaron y nos encontramos con que los intereses se nos multiplicaban de forma exponencial cuando en teoría nos habían protegido para lo contrario». La Justicia, en primera y segunda instancia, condenó al banco a devolver a los regantes 885.396 euros, pero éste ha llevado el caso al Supremo pese a la contundencia sobre la «mala fe» existente y que dejan claras las dos sentencias favorables a la comunidad.

Ahora, los regantes del Najerilla afrontan un nuevo problema: el ‘tarifazo’ eléctrico. «El agua la movemos con electricidad –explica García-Baquero– y ésta representa ya el 40% del total del coste de riego».


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