Las denuncias por el incidente del 3 de mayo, la mía por amenazas, y las de María Dolores Fernández, Jesús Vallejo y Pablo Aznar Pereda (madre, hermano y cuñado de la vicepresidenta del Gobierno riojano) por agresión y amenazas, abrieron un procedimiento judicial de faltas en Calahorra. La juez pidió una exploración pericial de la víctima de la supuesta agresión a un forense, que examinó a la señora en agosto, tres meses después del incidente. Según explicó por videoconferencia en el juicio la forense, la madre de la vicepresidenta presentaba un bultoma (dureza) en la parte superior del brazo, que María Dolores Fernández aseguraba que era consecuencia de un hematoma previo que le había causado mi supuesta agresión, aunque dicha lesión ni se había visto ni acreditado en el parte del centro de Salud de Alfaro de tres meses antes.
En resumidas cuentas, María Dolores Fernández sostenía que, habiéndole sujetado yo de los antebrazos, le había causado un hematoma casi en el hombro y una lesión en la parte trasera de
la rodilla. La pregunta era obvia:
¿Cómo es posible que, habiendo más familiares suyos, y siendo además la supuesta víctima una anciana, no impidieron mi fuerte zarandeo y los empujones?
Curioso fue que, a la pregunta mencionada de mi abogado y de la propia juez, según el miembro de la familia que respondía,
la supuesta agresión se convirtió en un pequeño zarandeo de los brazos a la altura de las muñecas, de apenas uno o dos segundos, en los testimonios. Así lo recoge la juez textualmente en la sentencia: “… en la
grabación no consta ninguna expresión de la cual quepa inferir que efectivamente se produjo un zarandeo,
siendo además sumamente extraño que si el señor Gil hubiera zarandeado a la señora Doloresni el señor Pablo Jesús ni el señor Jesús Andrés ni su propio marido, que también estaba presente, intervinieran”.
“Pero es que las lesiones que aparecen objetivadas en el parte médico de la asistencia recibida, tampoco entiende este juzgador que acrediten la falta de lesiones”. “Así –continúa la sentencia-
el dolor en la fosa poplitea, según refirió la médico forense, dolor en la parte de atrás de la rodilla, lo cual según sus manifestaciones
puede estar relacionado o no con un zarandeo, entiendo que podría ser derivado de ello si hubiera sido muy fuerte, cuando, realmente, no consta que lo fuera ya que en tal caso hubieran intermediado los demás presentes”.
La juez continúa: “En cuanto a la ansiedad, evidentemente es consecuencia del altercado, pero no constituye falta de lesiones porque parece ser, por el contexto y las frases vertidas, que María Dolores estaba muy exaltada”. “Y, finalmente, en cuanto al bultoma no doloroso en tercio medio de brazo izquierdo que recoge la médico forense, aunque señaló que es compatible con un hematoma sufrido previamente en la fecha de los hechos, no se entiende suficiente para considerar que se produjo un zarandeo porque
en el informe de urgencias no consta hematoma, no constan fotografías que acrediten su existencia y del resto de los medios no puede deducirse la agresión referida, debiendo, por tanto, absolverse al denunciado de la falta de lesiones”.