Hace meses se publicó, con datos del 2009, que el 90% de los trabajadores por cuenta propia declara menos de 12.000 euros al año, mientras que los asalariados tributan por más de 18.000 euros de media. Es decir, hay un fraude, año tras año, porque la estadística sigue siendo la misma también año tras año.
Con estos mimbres, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha anunciado una amnistía fiscal para los evasores de dinero negro, con el argumento de que si no se aflora la trampa habría que subir el IVA para todos. Pues yo me descojono (y no de risa) porque los propietarios de todo ese dinero sucio (o negro) podrán blanquearlo (como si procede del tráfico de drogas o de ‘blancas’) como si nada (abonando entre el 8 y el 10% de recargo como pena).
La imagen que yo me hago de esta broma fiscal es que quienes se encendían los puros con billetes de 500 euros durante los años de la especulación consentida usarán como combustible ahora las declaraciones regularizadas del IRPF. El ladrón, ladrón es y ladrón será, y ni tan siquiera entro en lo que dijo en su día el PP cuando al PSOE se le pasó por la cabeza hacer algo así ni en que Felipe González hiciera dos regularizaciones similares a la planteada ahora por Rajoy.
Y quién entienda al fisco que me lo explique: heredé, con el resto de mi familia, un local antiquísimo, cuya valoración catastral era baja porque es la que tenía de la herencia familiar anterior. La Hacienda autonómica, a la que había que pagar un 1% de sucesiones, nos metió una liquidación paralela para cobrar 300 euros a cada uno por el valor de ese 1%. La revalorización catastral, eso sí, le supuso a Hacienda (en este caso la estatal) varias liquidaciones paralelas mía y de mi familia con la actualización del valor en función de las plusvalías pagadas de más.
El resultado, es que pagamos cada uno 300 euros a la Hacienda autonómica, mientras la Estatal nos tuvo que devolver a cada uno 4.000 euros. Una buena gestión tributaria, supongo, y lo que me gustaría es que el celo que puso la Hacienda autonómica para recuperar los 300 eurillos (aún a sabiendas que a la estatal le iba a costar 12 veces más) lo pongan los inspectores de Hacienda y la próxima noticia que se nos dé es que se han aflorado nosecuántos mil millones de euros, decenas de defraudadores van a ir a la cárcel y el dinero negro ha vuelto al Estado como los decomisos de mercancía robada.
Las medicinas que más duelen no son las que más sanan, como dijo ayer el presidente riojano, Pedro Sanz, sino las que más joden, y los Presupuestos efectivamente son dolorosos, como dijo ayer también Rajoy, pero no sé hasta que punto necesarios si incluyen medidas como la amnistía. Estamos en crisis, pero no todo vale, ¿o Hacienda no somos todos?