Comenzaré esta ensaladita solicitando ayuda a los habituales comensales porque son tantas las barbaridades que se ha cometido en ‘el nombre del vino’ en la última década en La Rioja, que estoy convencido de que me voy a dejar unas cuantas y que, en cualquier caso, iremos mostraremos en dos platitos consecutivos de verduritas letradas.
Mi compañero Javier Campos, en el vecino e ilustrativo ‘Nanay de Logroño’ ha abierto un interesante debate sobre el Centro de la Cultura del Rioja, una magnífica infraestructura, y sobre las dificultades que tiene el Ayuntamiento para encontrar, y pagar con los recursos actuales, un contenido y una programación.
El CCR se planteó inicialmente por parte del ex alcalde de Logroño Julio Revuelta en La Grajera, en la zona sur de la ciudad, donde el grupo dominante de promotores y constructores estaba poniendo los huevos (parque digital y desarrollos residenciales). La mejor decisión que se tomó con el CCR fue devolverlo al Casco Antiguo, donde debía haberse planificado desde un inicio. Ahora bien, el también ex alcalde Tomás Santos asumió la ‘facturita’ del desarrollo arquitectónico que había encargado su predecesor de, nada más y nada menos, que dos millones de euros.
La Comunidad Autónoma contaba antes del delirio de despropósitos con el recinto ferial de Albelda para acoger determinadas ferias agroalimentarias, caso de Salical. El caso es que el Gobierno de La Rioja gastó un dinero importante en reformar aquel recinto ferial que, desde hace años, permanece cerrado a la vez que murió Salical, salvo para alguna cena anual del PP que suele reunir allí a sus alcaldes y simpatizantes.
Unos años después de aquella reforma, se construyó un Palacio de Congresos (Riojafórum), que desde su construcción está en continuas pérdidas, tanto por la programación cultural (que muy poco aportó a la del Teatro Bretón) como por la congresual. No hay congresos para 1.000 personas en Logroño (probablemente ya en apenas media docena de ciudades españolas) y el Riojafórum, además de caro para el promotor privado que pretenda alquilarlo, es hoy otro agujero para las arcas regionales.
La descoordinación entre la etapa de Revuelta (PP) en el Ayuntamiento y Pedro Sanz (PP) en el Gobierno, con un claro enfrentamiento que ya hemos tratado múltiples veces en esta ensalada, y que fue especialmente cruento entre el primer edil y la ex consejera de Urbanismo y Turismo, Aránzazu Vallejo, llevó a construir otra pomposo edificio de utilidad limitada para empresas tecnológicas: la Fombera.
Encargado a Alejandro Zahera pasó de costar la ya de por sí barbaridad de 13 millones de euros a 21 millones por los reformados y modificaciones. La Fombera fue otra de las consecuencias de la guerra política: mientras Julio Revuelta planificaba el parque digital al sur de la ciudad (que luego nunca vio la luz), el Gobierno duplicaba infraestructuras al este…
(Pdta): en la segunda parte, la bodega institucional, el año sábático, los centros del vino de las cabeceras de comarca, el espacio Lagares, la Casa de la Inquisición…, y lo que vayaís aportando vosotros. Saludos