Admito que la universidad me supera. Conozco profesores comprometidos con la ‘causa’ educativa y también oportunistas que viven de las rentas. El nuevo rector José Arnáez Vadillo, a quien ‘destapamos’ en la ensalada antes de que hiciera oficial su candidatura, se encontró nada más llegar con el decreto Wert de medidas urgentes para racionalizar el gasto público en el ámbito educativo.
Pintaban, y pintan, bastos en la UR ante una ‘revolución’ que no ha hecho más que comenzar y que significa, entre otras cosas, el incremento de tasas, la revisión de la dedicación del profesorado, la limitación de la incorporación de nuevo personal y el principio de estabilidad presupuestaria, lo que pone en el punto de mira a aquellas universidades pequeñas que no han conseguido una auténtica especialización como la riojana.
Las hay, universidades, en huelga como la de Barcelona, y las hay que, ante la contundencia del decreto y para minimizar el número de despidos, han decidido reducir estructuras e incluso facultades para intentar adaptarse y evitar males mayores, como la de Alcalá. Los hay, rectores, como el de la Universidad Complutense, que dicen las cosas cómo son y que no le duelen prendas al advertir de que este modelo, inspirado en el americano, acabará provocando la exclusión social.
Y las hay, universidades y rectores, como la de La Rioja, que no dicen nada y siguen con resignación cristiana el decreto Wert.
Pese a los movimientos iniciales, incluso con amenazas de movilizaciones de sindicatos y representantes de los trabajadores por los ajustes ante presumibles despidos, reordenación de ‘créditos’ y de horas lectivas -y por supuesto recolocaciones de los habituales supervivientes-, nada más se supo del decreto Wert en la UR.
Calma ‘chicha’ se podría suponer, pero nada más lejos de la realidad. Llega a oídos de este cocinero que el que fue director general de Cultura del Gobierno de La Rioja, Javier García Turza, se ha dado el ‘piro’ y ha dimitido como director del Departamento de Ciencias Humanas de la Universidad. Turza se ha despedido con unas escuetas líneas en las que manifiesta su desacuerdo con la aplicación del denominado decreto Wert en la UR y en la ensalada nos preguntamos cómo está la ‘cosita’ si son hasta los ‘suyos’ (del PP) se van ante el plan de ajuste del ministro.
Pese a ello, en nuestra universidad, oficialmente, los despidos se llaman ‘ajustes’ o ‘no renovaciones’ y el silencio, de unos y otros, haría pensar a primera vista que los universitarios riojanos no pagarán más por las matrículas y que tampoco se verá mermada la calidad ni el número del profesorado, como sostiene el mismísimo Wert.