Sonisphere Festival 2012 – 25 de mayo del 2012 – Getafe (primera parte)
Como decenas de rockeros riojanos, el viernes 25 de mayo llegamos a Getafe para disfrutar del Sonisphere 2012, el festival itinerante por toda Europa que se erigía como la principal cita metalera de este verano con un cartel presidido por grandes nombres como Metallica, Soundgarden o Machine Head y completado por interesantes grupos de diversos géneros, lo que lo hacía todavía más interesante. Y la respuesta del público, pese a la omnipresente crisis, fue espectacular: 38.313 personas en la jornada del viernes y 54.137 en la del sábado.
Dado que no asistimos al festival con afán periodístico sino a disfrutar de su ambiente, ésta va a ser una crónica de lo allá vivido… pues nos fue imposible ver a todos los grupos… y uno siempre tiene sus preferencias. Así, tras el viaje por unas carreteras infestadas de coches con aficionados bilbaínos y blaugranas, y tras reposar en el hotel, nos saltamos varios grupos para evitar que el bochorno que caía sobre Getafe pasara cuenta a las piernas por la noche. Abrieron el festival Six Hour Sundown, con Lauren Harris –hija del bajista de Maiden- y su rock melódico como banderas, seguidas por Rise to Remain, donde casualmente canta el hijo del voceras de Maiden con un metal rasgado más moderno. Decidimos saltarnos Corrosion of Conformity tras la decepcionante experiencia del año pasado con Down, pues sin Pepper Keenan esos no son los CoC que nos conquistaron en los 90. Así, mientras Skindred mezclaban mil estilos y removían al público en el escenario 2, vimos el final de Sonata Arctica, donde ya se empezaba a lamentar el mal sonido del escenario principal. Hijos de la ola del power metal de finales de los 90, no terminaron de conectar con un público que esperaba más clásicos y no tanto de su reciente ‘Stones grow her name’.
Tras las justificadas críticas de las dos anteriores ediciones de Getafe, la organización de Last Tour International trasladó el festival del polvoroso recinto industrial al asfalto del aeródromo, ganando en comodidad pese a que su mapa se alargó, obligándonos a andar varios kilómetros durante todo el fin de semana para ir de un escenario a otro, a por bebida o comida… pero por lo menos no comimos y respiramos polvo constantemente como en los dos años anteriores.
De vuelta al escenario 2 sorprendió a todos Kobra & The Lotus, un grupo canadiense facturando heavy metal a la vieja usanza. La presencia y voz de Kobra Paige y la entrega de toda la banda engancharon al público y, pese a todavía no haber publicado su primer disco, pusieron a todos a cantar el mítico ‘Heaven and hell’ en homenaje al añorado Ronnie James Dio.
La curiosidad nos devolvió al escenario principal, ya lleno de gente para ver a Limp Bizkit. Sorprendentemente, había mucha gente atenta y entregada a la banda de Fred Durst cuando es un grupo denostado en el mundillo. Su rap metal ya suena obsoleto y cuasi ridículo, tanto como sus pintas, los movimientos de Durst y sus sermones eternos… pues apenas se cantaron una decena de temas para decepción de muchos seguidores. Eso sí, con sus temas de los 90 pusieron a botar a medio recinto entre lo nostálgico y lo divertido. Después supimos que la parodia de sí mismos se rubricó subiendo a decenas de chicas a cantar su último tema, su versión de ‘Faith’ de George Maikel con su ‘Rollin’.
Lo mejor era regresar al escenario 2, donde nos esperaba el mejor concierto del viernes… donde nos esperaba la mitad de Kyuss. Con Josh Homme en QOTSA y con Nick Olivieri con sus problemas judiciales, John Garcia y Brant Bjork siguen manteniendo el espíritu de la banda que parió el stoner rock, que saturó los 90 y creó himnos imperecederos. Sí, banda de culto, pero el escenario 2 estaba a rebosar 15 minutos antes de su actuación…
Como en el Azkena Rock del año pasado, aquello era una bomba de relojería… Ganas, muchas ganas que cuando comenzó a sonar ‘Hurricane’ estallaron en el concierto más loco, alborotado y bestia de todo el festival con toda la explanada absorbida en un mosh delirante. Saturación y melodía, rabia y suavidad, himnos y voces y cuerpos dándolo todo… Los seguidores no olvidamos todo lo que supone Kyuss y revivir temas como ‘One inch man’, ‘Freedom run’, ‘Gardenia’, ‘Thumb’… y tantos y tantos clásicos fue una catarsis colectiva que recuperó todo el espíritu ecléctico de los 90. El público más loco del festival estaba reunido para rendir pleitesía a la banda que rejuveneció el rock en los 90 en su viaje al desierto y el propio grupo, con un sonido atronador, quedó noqueado por la entrega, agradecidos y entregados. El delirio de ‘Rodeo’ no se nos olvidará.
La experiencia de volver a ver a Kyuss había que digerirla… y me disculparéis, pero me parecía frívolo viajar al minuto siguiente al escenario 1 para ver a Offspring… Tras pillar un bocata y asumir que lo de Kyuss había sido de otro mundo, vimos de lejos a una de las bandas que en los 90 decía recuperar el punk rock a bordo de monopatines. Y fue deprimente comprobar que los del grupo son los únicos que parecen no pasarlo bien con su música. Eso sí, la gente se lo pasó en grande con sus temas rápidos, pegadizos y coreables hechos para gritar, saltar y bailar, sobre todo los del archiconocido ‘Smash’.
Visto lo visto, optamos por la oscuridad. En el escenario 2 Paradise Lost volvían a España para presentar ‘Tragic idol’, su fantástico último trabajo en el que han regresado a las densas atmósferas de sus inicios. Arrancar con el clasicazo ‘Widow’ vaticinaba una gran actuación. Y conjugando los grandes temas de su último disco y clásicos como ‘Pity the sadness’, ‘As I die’ o ‘One second’ en la recta final firmaron uno de los grandes conciertos del festival, con una exhibición de Nick Holmes y sus diversos registros vocales y de Greg Mackintosh a las seis cuerdas, todo ello adornado con un efectista juego de luces propio de sus poderosos sonidos góticos. Aunque echamos de menos temas de ‘Draconian times’ o ‘Icon’, la ovación tras finalizar con ‘Say just words’ fue la que se dedica a los maestros.
Por fortuna, el cambio de escenario en el principal se retrasó para recibir a Soundgarden, icono de los 90 con su rock de herencia Sabbath y 70’s. La expectación era máxima para ver a una banda que regresaba a escena quince años después. Pero tanto trabajo en escena no sirvió para mucho pues cuando Chris Cornell y los suyos irrumpieron con’ Searching with my good eye closed’, ‘Spoonman’ y ‘Jesus Christ pose’, el entusiasmo del público se fue diluyendo ante el deprimente sonido, ausente de guitarras y fuerza. Con el grupo excesivamente estático, Cornell evidenció que su garganta ya no es de los 90 y sólo se salvó el pulpo Matt Cameron a la batería. Pese a la sucesión de clásicos, el mal sonido, lo relajado del repertorio y la parada presencia de la banda rebajaron la intensidad del concierto, dejando a muchos seguidores decepcionados.
Sacrificamos a Orange Goblin, otra banda de culto del stoner, para coger buen sitio para poner el colofón a la primera jornada con Machine Head, la banda que mejores discos y directos firma en este milenio. Tras la exitosa gira de salas de marzo, las ganas de ver a Robb Flynn, Phil Demmel, Adam Duce y Dave McClain eran absolutas. Se les esperaba con ansias, pues están en su mejor momento, con el mismo estado de gracia que tenían los Metallica a finales de los 80. Pero al igual que a Soundgarden, el sonido les traicionó. Desde el arranque con ‘I am hell’, la saturación de graves en el bombo y en el bajo ahogó las guitarras y las voces, lanzando un sonido horroroso y por momentos molesto. Pese a la impotencia, intentamos disfrutar del –a mi gusto- el mejor grupo del momento, al que el sonido no hizo justicia. La banda también sufrió los problemas de sonido e intentaron salvar la actuación con toda la fuerza y las ganas, con Robb Flynn mostrando que es el ejemplo de absoluto líder sobre el escenario, capaz de volver loco a todo el público, que se funde con Demmel en el mejor par de guitarras del momento, con Dave McClain (que lo tuvimos en La Rioja Drumming Festival) en una nueva exhibición a la batería… Centraron su repertorio en sus dos últimos y magistrales discos y se despidieron sin ‘Davidian’, ‘Ten ton hammer’ u ‘Old’, algo inconcebible para los seguidores de Machine Head…
Con ese mal sabor de boca, decepcionados por el horrible sonido que acabó con las actuaciones de los cabezas de cartel del primer día del festival, nos fuimos a dormir, mascullando la idea de poner una queja en la Oficina del Consumidor y deseando que al día siguiente no se repitiera la estafa sonora. Y sintiendo con sonrisas el conciertazo de Kyuss… de los que no se olvidan.