23 de junio del 2012 – Marea y Bocanada en Berriozar
A la recurrente pregunta a un grupo si es especial tocar en casa, la mayoría responden diplomáticamente que todos los conciertos son especiales. Para Marea, que no son como la mayoría, el del sábado pasado sí lo era… porque tocaban en casa, en su Berriozar. “Una de las pocas cosas de las que me siento orgulloso es de ser vecino de este pueblo, del que siempre hemos llevado con la dignidad que merece su nombre por todo el mundo. Es un día muy especial para nosotros y espero que también para vosotros”, daba la bienvenida Kutxi Romero a las 6.000 personas que llenaron el campo de fútbol de Berriozar para compartir casi tres horas de rock puro y duro.
Mientras el país se paraba ante los televisores para ver el España-Francia, los bares de Berriozar posaban sobre sus pantallas la bandera pirata. Era una noche de rock n’roll, era la noche de Marea. Y para “el concierto más especial para el corazón de Marea”, como describió su batería Alén Ayerdi, a los miles de vecinos de Berriozar y Pamplona presentes nos unimos decenas de riojanos y llegados de todas las comunidades, desde Galicia a Valencia.
Venciendo al mismísimo fútbol, Bocanada abrían la noche. Hermanos de sangre y local de Marea, era la primera vez que compartían escenario y lo hacían en casa, prendiendo la emoción desde el principio –tras superar un inicial problema con un ampli-. Rock crudo y directo, arrojado desde el escenario con la energía de Martín Romero, pusieron a cantar a buena parte del público con temas como ‘Gallo de pelea’, ‘Como los ratones’, ‘Relincho de libertad’ o ‘Río’ para la que subió a escena Kutxi, imprimiendo gran fuerza al tema.
Con puntualidad, sobre las 23.00 horas, las pantallas lanzaban la intro de esta gira de presentación del exitoso ‘En mi hambre mando yo’, en la que un encefalograma en punto muerto resurge… y late vida, late rock… Con fuerza desatada, saltaban los cinco Marea a escena con un primer bloque frenético enlazando con estilo ramoniano ‘Bienvenido al secadero’, ‘La majada’, ‘Duerme conmigo’ y ‘En tu agujero’, recibidos con 6.000 gargantas cantando a todo pulmón.
Tras el vertiginoso inicio y la primera ovación, el poeta Kutxi dio la bienvenida a la emocionante velada. “Habrá gente que no se dé cuenta, pero hoy es una noche histórica”, agradecía a los presentes. Y además de contar con un sonido de absoluto lujo, con una contundencia brutal y nitidez en cada instrumento, los Marea querían compartirla con muchos amigos en escena –no les llamaron invitados, les llamaron personas especiales-. El primero en subir fue Mikel Poza, el artista que ha creado sus logos, tatuajes, dibujos de sus discos, quien durante todo el concierto pintó un espectacular mural bandolero. Los primeros contornos nacían a la par que el riff de la trepidante ‘Canaleros’.
El de Berriozar no fue como otros conciertos en los que Marea enlazan bloques de cuatro en cuatro temas sin descanso. Fue más pausado, más tranquilo, sin prisas, con continuos guiños a muchos amigos y familiares del público, formado por aficionados de todas las edades, desde niños a abuelos, y muchos que han crecido o vivido junto a la banda. “Ahora que no está la vamos a tocar para que esté”, presentó Kutxi ‘Petenera’, siempre dedicada a June y que Alén ataca en cada concierto con aun más fuerza y emoción a su batería.
Con la fuerza de seis mil gargantas tras cada verso, la banda repasó los temas de su último disco, el que las ha ratificado como principal referencia del rock estatal, con momentos enormes como ‘Ojalá me quieras libre’ o ‘El día que lluevan pianos’ acompañados por clásicos como ‘Mierda y cuchara’, la palmeada ‘Manuela canta saetas’, ‘Barniz’, ‘Ciudad de los gitanos’… Y ganando un ambiente mágico, se sumaban Gaizka García, bajista de los seminales ATZ –con quienes llegó a cantar Kutxi a mediados los 90- y Ultimatum para hacerse la coreada ‘Que se joda el viento’; el Flako, bajista de Txarrena, para cantarse ‘Últimas habitaciones’; el primo del Kolibrí y guitarrista de El Portal de Jade David Corroza para acompañar la emocionante ‘Corazón de mimbre’; Juanito, guitarrista de Bocanada, acompañó ‘Con la camisa rota’, cantada como es habitual en esta gira por Eduardo Beaumont ‘el Piñas’ en el bloque junto a ‘Trasegando’ y ‘Alfileres’.
Logrado un ambiente compinche y familiar entre público y banda, Kutxi llamó a su hermano Martín al escenario. Los hijos de la Inés le tenían una sorpresa preparada: era su cumpleaños y compartieron la felicitación con las seis mil gargantas y un ramo de flores que hicieron feliz a la orgullosa madre.
En la recta final, con una banda impecable con Kolibrí soleando con emoción sobre la base formada por Alén, el Piñas y César Ramallo a la rítmica, y tras la bailada ‘La rueca’ y ‘Pedimento’, Martín siguió junto a la garganta de su hermano para dar una fuerza arrolladora a ‘Como los trileros’ gritando con los puños en alto eso de “Que nos dejen en paz recoger la alegría en puñados de a diez”.
Llevábamos más de dos horas de concierto, pero el público quería más. Y la banda también. Y volvieron a escena con una recta final totalmente arrolladora, con ‘Romance a José Etxailarena’, ‘Perro verde’ en la que se subieron Mariano Medina de Calaña a la guitarra e Iker Piedrafita a las voces, ‘Como el viento de poniente’ y el himno ‘Marea’, con todo el público dejándose los últimos rastros de garganta y las manos en la ovación.
Marea son hoy una rara avis: un grupo de rock que vende miles de discos y llena pabellones. Hoy llevan la bandera, la alzan con orgullo y la enarbolan allá donde van. Y en Berriozar la pusieron en lo más alto, emocionándose y emocionándonos.