Loquillo, 24 de septiembre del 2016, plaza de Las Ventas de Madrid
A las dos de la tarde, los curiosos que recorrían el museo taurino de la plaza de Las Ventas podían pisar también su coso. Ahí, hierático, elegante, dispuesto para una noche histórica, aguardaba un imponente escenario vestido de negro. En las puertas de Las Ventas, varias decenas de personas ya hacían fila. Unas horas y unas cañas después, los bares palpitaban con cientos de camisetas con Loquillo como protagonista y la cola abrazaba por completo la plaza. La llamada a armas había atraído a la militancia fiel de todo el país. Todos sabemos, incluso los que llevamos varios del Loco a las espaldas, que el de este 24 de septiembre en Madrid no era un concierto más.
Después de catar una selección de Bowie a Cash, el pasodoble ‘Suspiros de España’ suena cuando el reloj toca las 10 de la noche. Es la hora del rock en la arena. Las 15.000 personas que agotaron hace tres meses las entradas rompen los nervios y las gargantas. La banda estalla, toma posiciones y el Loco mira a su público. ‘Salud y rock n’ roll’. El deseo se hace realidad y todo palpita. Desde el primer momento, fusión total. Conexión. ‘Línea clara’ pone sobre la mesa los compromisos de todos y ‘El mundo necesita hombres objeto’ descarna la noche a guitarrazos.
“Madrid, ¡aquí me tienes!”, saluda José María Sanz exultante. El público de la ciudad que tanto le aupó en los inicios vibra, enloquece. ‘A tono bravo’ pone la poesía y la contundencia. Disidencia, discrepancia, conciencia en uno de los brillantes temas de su último trabajo. Tras un inicio a quemarropa, llegan temas recuperados felizmente en esta gira como ‘Territorios libres’, ‘Arte y ensayo’ o ‘Por Amor’, que se intercalan con el ya clásico ‘Planeta rock’ u otros que sustentan su último trabajo, como la diatriba ‘El mundo que conocimos’, en la que el Loco canta con extremada rabia enfureciendo al público por la Europa y el país que otros erosionan, o la versión ‘Viaje al norte’, en la que sube a la guitarra a Robert Grima, de Los Negativos.
La banda suena espectacular, quizá con menos distorsión que en la anterior gira y más sabor sixties por la firma de Manuel Cobo. Así, ‘El hombre de negro’ suena más Cash que en otras giras mientras pienso en lo feliz que es Laurent Castagnet al marcar las frases a la batería y sus platos Meinl de la intensa ‘Cruzando el paraíso’, en la que el Loco contó con su admirado Johnny Halliday. Después, sopla los inspirados versos de ‘Viento del este’.
Tras sentirlo, otro viento azota y definitivamente pone en pie a toda la grada con ‘El rompeolas’. El alarido con el que es recibida es digno del clásico y las 15.000 gargantas casi tapan a la banda. Felizmente, ‘Memoria de jóvenes airados’ sigue en el repertorio –quizá, mi favorita de su carrera por su guiño baloncestístico- antes de enfurecer a guitarrazos la plaza con dos clásicos. Es tiempo de boas de colores y de que el Loco baje al foso para cantar ‘Carne para Lisa’ con las primeras filas antes de que el éxtasis ya sea continuo con ‘La mataré’ y ‘El ritmo del garaje’.
Como en todos los conciertos del Loco, el público está feliz. Sudoroso. Con las gargantas dándolo todo. Pero no es un concierto más. Pasan unos minutos a oscuras. Y la banda se transforma, reaparece enfundada en chaquetas y chupas de colores con lentejuelas brillantes y nos regala un set propio de discoteque. Regresamos varias décadas atrás y el rockabilly reina. ‘Eres un rocker’ suena poderosa, ‘Channel, cocaína y don Perignon’ pone a bailar a todos antes de recuperar ‘Piratas’. El ritmo se oscurece con ‘El crujir de tus rodillas’, versión de los Nu Niles de Cobo que suena de maravilla. ‘Tatuados’ marca señal antes de que nos dejemos llevar por ‘Quiero un camión’ y el frenesí primigenio de ‘Esto no es Hawai (qué guay)’. No es un concierto más y nos sentimos privilegiados por este set que regresa a las raíces del sonido del Loco, que tanto ha madurado y mutado a lo largo de su carrera, siempre desde la coherencia y la elegancia.
‘Rusty’ eleva el ritmo de baile con un Loco que se desata sobre escena. Nunca le he visto bailar como en este tema. Todos disfrutamos antes de elevar el puño y comprometernos con ‘Rock n’ roll actitud’. Y el compromiso se extiende a quienes no están, y la banda se suelta con ‘Jim Dinamita’, de los Burning para recordar a Pepe Risi. La noche ha adquirido una emoción que trasciende, palpita. Algo especial nos sobrevuela a todos. ‘Feo, fuerte y formal’ muestra la fusión entre banda y público en un mensaje de coherencia vital antes de regresar a su último disco con la deliciosa ‘El final de los días’.
Hasta entonces, como es habitual, el Loco ha hablado con su público a través de las canciones. Pero ésta no es una noche más. “No soy un tipo que hable mucho en los conciertos, siempre me ha parecido un coñazo. Pero… muchos decís que vuestra vida es mejor gracias a nuestras canciones. Hoy, nuestra vida es mejor gracias a vosotros”. El Loco sonrió. Su público sonrió. Y como guiño, recuperó el clásico ‘En las calles de Madrid’, con la que Las Ventas tembló. La energía se desbordaba.
Llegó la presentación de una banda de rock n’ roll con variedad de procedencias y que suena fina, elegante, contundente, contagiosa, vibrante… Y a esa frase ya clásica en las presentaciones de “En esta banda sumamos, no restamos”, el Loco saluda como “un barcelonés del Clot que ama profundamente Madrid”. El delirio es absoluto y estremece. ‘Rock n’ roll star’ lo continúa y todo se tambalea con una épica ‘Cadillac solitario’, con el Loco fuera de sí, con la banda acuchillando, con el público ardiendo. Tras casi tres horas, no era un concierto más. Era el concierto más grande del Loco, en el que celebraba 35 años de carrera, que quedará plasmado en un disco en directo para la historia. Y fue maravilloso, Loco.
REPERTORIO:
Línea clara
El mundo necesita hombres objeto
A tono bravo
Territorios libres
Arte y ensayo
Planeta rock
El mundo que conocimos
Viaje al norte, con Roberto Grima de Los Negativos
El hombre de negro
Cruzando el paraíso
Por amor
Viento del este
Rompeolas
Memoria de jóvenes airados
Carne para Lisa
La mataré
El ritmo del garaje
—
Eres un rocker
Channel, cocaína y don Perignon
Piratas
El crujir de tus rodillas
Tatuados
Quiero un camión
Esto no es Hawai
Rusty
Rock n roll actitud
Jim Dinamita (burning)
Feo fuerte y formal
El final de los días
Las calles de Madrid
Rock & roll star
Cadillac solitario