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Aposento, resurrección desde las raíces de la muerte

Aposento, Ataxia F. y Matanza en Logroño – 24 de noviembre del 2012


Si a cualquiera de los que teníamos en la agenda asistir a la carnicería sonora del pasado sábado nos hubieran dicho que íbamos a estar apretados en el Biribay Jazz Club, no hubiéramos dado crédito. Pero para demostración de la gran salud de la escena extrema riojana, 240 personas llenamos el Biri para celebrar los veinte años de Aposento, la rotunda consolidación de Ataxia F. y el nacimiento brutal de Matanza.

El veinte cumpleaños de Aposento tras quince en silencio y la publicación de su magnífico EP ‘Retorno a la muerte’ convertía la cita en imperdible. Había que volver a sentir la brutalidad de la banda que enraizó la escena extrema riojana y se erigió en referencia dentro del underground estatal a principios de los 90, en plena efervescencia thrash y death.

Para prender la velada, Matanza saltaban sobre las 22.00 horas al escenario para dar su primer concierto. Y desde el primer rugido se mostraron aplastantes: un death rotundo, rudo, sin solos ni concesiones, con continuos cambios de ritmo que encendían la pista… En sus filas, dos Aposento -Nacho a la guitarra y Diego a la batería, que ofreció una auténtica demostración de pegada, velocidad y precisión durante toda la noche- comparten el quinteto con Morbid a la voz. Con temas como ‘Sed de sangre’, el que les da nombre u ‘Holocausto’, atraparon a un público entregado, que se dejó llevar por su velocidad y brutalidad. Si en apenas ocho meses de vida ya suenan tan empastados y destrozacuellos, todo apunta a que Matanza van a tener mucho que decir en el futuro.

Demostrando la variedad y calidad de la escena extrema riojana, tomaba el escenario el salvaje metal atrevido, innovador y propio de Ataxia F. Desde Briones, nos llevaron con contundencia  sonora y la rabiosa garganta de Iván García por las tendencias extremas más modernas, con delirantes atmósferas, progresiones sanguinarias, ritmos envolventes y velocidades desquiciantes. Desde ‘Oh muerte’ hasta la recta final con ‘Carne cruda’ y ‘Sala de vomitorio’, pasando por temas clave para sentir su apuesta personal como ‘Soledad’ o ‘Desmembrados’, envolvieron a toda la sala en su descenso sonoro a los infiernos.

Con el ambiente absolutamente caldeado y la sala llena, llegaba el momento esperado. Y la expectación se tradujo en apreturas en la pista, que se preparaba para estallar como un volcán. Dos cámaras sobre el escenario y una en la mesa guardarían la noche para la retina.

Los cinco Aposento tomaban posiciones: el fundador Manolo y Pispas a las guitarras y las incorporaciones de Diego a la batería, Manu al bajo y Nacho a la voz. Tras una breve intro, atronaba ‘La mano de la muerte’, que abre su reciente EP, del que enlazaban ‘Disgorging blood’, recuperada de su maqueta ‘Eternal agony’ (1993). Y, como a lo largo de toda la noche, el sonido era a la vez poderosamente brutal y perfecto, con cada instrumento brillando por sí mismo.

Con su death metal vieja escuela, desde el primer riff provocaron un continuo mosh en la pista, un headbanging despiadado y la entrega absoluta del público que se sumergió en una danza salvaje durante su hora de concierto, como merecía la ocasión. Cuerpos que chocaban, melenas al viento, gargantas guturales… Aposento presentaron nuevos temas como ‘La valla’, ‘The other side’ o ‘Hijos del caos’ junto a viajes brutales a sus maquetas con ‘Hungry for flesh’ y ‘Serv from hell’, que dio paso a su homenaje a Chuck Schuldiner y sus Death, padres del género y con quienes tocaron en Zaragoza en 1994, con el clasicazo destrozacuellos ‘Pull the plug’ que aumentó la temperatura en la sala.

Con la banda absolutamente entregada, una ejecución perfecta y aplastante y un sonido abrasador, ‘Muerte lenta’, ‘Aliens’ y la bestial ‘Hambre insaciable’, incluida en su EP, llegaban a la recta final de la descarga. Y el público pidió más. Y llegó el momento grind con la salvaje ‘Bloody ritual’ y la absoluta locura con la versión de ‘Raining blood’ de Slayer, que alteró la pista como un infierno. Y el colofón lo puso su clasicazo ‘Bless us Satan’, que abría ‘Eternal agony’ y también su EP de 1997 ‘Welcome to darkness’, y alborotó al máximo la pista, que ovacionó a los Aposento.

Un espacio destinado a la música riojana y al rock en todas sus variantes de la mano de Ernesto Pascual y Sanda Sáinz

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