Barcelona Sonisphere Festival, Parc del Fórum, 1 de junio del 2013
El Sonisphere Festival se ha convertido en la cita veraniega para los metaleros del país. Pero a diferencia de en otros países europeos, el festival no logra asentarse ni en unas fechas ni, tampoco, en una ciudad y formato, lo que le impide hacerse grande. Así, seguimos sin tener una referencia como Wacken, Hell Fest, Sweden Rock…
Después de arrancar en Barcelona y permanecer tres años en Madrid convertido en fiesta de dos días, la edición 2013 nos dejó un formato mixto: con el mismo cartel en ambas ciudades, el viernes se celebró en Madrid ante 28.000 personas -podéis leer la crónica de Sanda Sainz en su blog Días y Noches de Rock– y el sábado en Barcelona ante 25.000. Aunque la afluencia fue buena, todos lamentamos que se redujera a una única jornada, lo que le resta de ese ambiente especial de convivencia que generan los festivales. Aun así, disfrutamos de un cartel de primera que conjugó bandas fundamentales del heavy metal –Iron Maiden, Megadeth, Anthrax, Avantasia- y bandas de futuro –Red Fang, Ghost- junto a un gran atractivo para los cientos de riojanos que lo disfrutamos, la presencia de nuestros Tierra Santa.
Tras una nublada semana de cierzo en casa, Barcelona nos recibió soleada y con 29 grados. El recinto del Parc del Fórum se mostró perfecto para estos eventos multitudinarios: muy amplio, con zonas perfectamente distribuidas de comida (escasísimas), baños (suficientes), mercadotecnia, grandes espacios con sombras, la brisa del próximo mar…
No llegamos a ver a Voodoo Six y October File, pero sí al primer atractivo de la tarde, Red Fang. A la espera de su tercer disco, los de Portland son un soplo de aire fresco que llega desde los sonidos rock-stoner. Rocosos, poderosos, Red Fang descargaron lo mejor de su debut homónimo y de ‘Murder the mountains’, como ‘Hank is dead’, ‘Malverde’, la densa ‘Into the eyes’ y sus temas más conocidos a través de sus hilarantes vídeos, ‘Prehistoric dog’ y ‘Wires’ en una actuación muy bien aprovechada. Aires desde Sabbath a Kyuss remarcados por sus frescas melodías de unos tíos que saben rockear nos hicieron disfrutar a los que les esperábamos y a quienes les descubrían.
Llegaba el momento de la única representación española, nuestros Tierra Santa. Con el telón de su último disco de fondo, ‘Mi nombre será leyenda’, salían ante los miles de personas que ya copaban el recinto con ‘Más allá de la vida’, un medio tiempo que no era el inicio electrizante que esperábamos. Subiendo el ritmo de la actuación, pasaron a ‘Héroe’, el single de su último disco, y conectaron con todos con ‘Indomable’ y ‘La sombra de la bestia’ –donde quedan claras sus influencias maideniacas- y la intensa ‘Una juventud perdida’ antes de rubricar la actuación con ese final triunfador que es ‘Legendario’ y ‘La canción del pirata’, coreadas por todos. Con ese final, viendo a nuestros Tierra Santa como uno más de los grandes, sentimos un enorme orgullo al ver a una de nuestras bandas en un escenario de ese calibre.
La incógnita del festival era Newsted, el proyecto al que da nombre quien fuera carismático bajista de Metallica. Con un único EP, el público esperaba al cuarteto con expectación y curiosidad. Con un metal muy actual, contundente y rabioso, Newsted supo llenar con su carisma y energía el escenario y atrapar a un público que desconocía su propuesta. Eso sí, a muchos no llegó a enganchar hasta el final, cuando soltó dos guiños a Metallica, con el interludio de ‘Creeping death’ y ‘Whiplash’. Eso sí, fue el primero en contar con tiempo para un bis, con lo que estrujó su actuación al máximo.
El momento más especial del Sonisphere era la segunda presencia en España de Ghost, la enigmática banda sueca que ha dado un aire fresco al rock gracias a su viaje a las raíces setenteras rejuvenecidas con las más variadas influencias, mágicas melodías y los temas redondos de dos discos ya legendarios – ‘Opus eponymus’ e ‘Infestissumam’-. A pesar del radiante sol que bañaba Barcelona, el Papa Emeritus II y sus Nameless Ghouls consiguieron oscurecer el Sonisphere con una actuación demasiado corta pero plagada de temazos.
Tras la inquietante intro ‘Deus culpa’, ‘Infestissumam’ daba paso a ‘Per aspera ad inferi’ y la locura de buena parte del público al recibir en escena al Papa Emeritus II. Tenían poco tiempo y regalaron ya clásicos como ‘Con clavi con Dio’, ‘Stand by him’, ‘Prime mover’ o ‘Death Knell’ junto a los dos temas estrella de su segunda obra maestra, ‘Secular haze’ y ‘Year zero’. Y mientras algunos no entendían la propuesta de shock rock más auténtica de los últimos lustros y la mayoría se rendía a sus pies, el Papa Emeritus agradeció a los ‘children of Spain’ su devoción y que se unan a su ‘Ritual’, tema con el que se despidieron y nos dejaron con ganas de verles en su propia gira de salas, en la que desplieguen totalmente su oscuro show y suenen temazos que echamos de menos como ‘Ghuleh-Zombie queen’, ‘Monstrance clock’ o ‘Elizabeth’.
La necesidad de cambiar el enorme montaje para Maiden acortó su actuación y nos dejó a los seguidores de Ghost con las ganas. Pero llegaba el momento por el que la inmensa mayoría del público llenó el festival: la recreación de la gira ‘Maiden England’ de la leyenda británica, con la que muchos nos adentramos y crecimos en el rock.
Como en una anterior entrada de ‘Mi Rockllo es el Blog’ ya relatamos con detalle lo que vivimos en el inicio de la gira europea en Bilbao, no me extenderé en el detalle pero, comparando uno y otro show, es de lamentar la decisión de Maiden de iniciar los conciertos a las 20.45, aun de día, lo que hizo que dejáramos de disfrutar del espectacular juego de luces durante la mitad del concierto. Eso sí, cuando sonó la intro y ‘Moonchild’, las 25.000 personas nos volvimos locos. Aunque el sonido no fue lo perfecto que debería, disfrutamos con Iron Maiden de una actuación soñada, con un repertorio de lujo y una puesta en escena inmensa en iluminación, fuegos y explosiones y aparición de diversas reencarnaciones del querido Eddie. Y de nuevo, el momento estelar fue la conjunción de ‘Phantom of the opera’, ‘Wasted years’ y ‘Run to the hills’, además de la complicidad única que logró ‘Fear of the dark’, la enormidad de ‘Seventh son of a seventh son’ y el trallazo en el inicio del bis de ‘Aces high’. Y la banda, de nuevo, sobresaliente, con Dickinson mostrándose como el frontman total y Harris recorriéndose el escenario de punta a punta para estar cerca de un público que les debe devoción.
Y cuando muchos nos queríamos dar un descanso, llegó el aluvión Anthrax. Con un sonido atronador y perfecto, con una puesta en escena enérgica y avasalladora y sonando compactos e indestructibles, pusieron patas arriba al público con una pegada y actitud impresionantes. ‘Among the living’, ‘Caught in a mosh’ y ‘I am the law’ sonaron como una bofetada que nos dejó a todos en shock. Y el público entró de lleno en su actuación, que fue también un homenaje a referencias del rock que se han ido, como a Dio y a Dimebag Darrell en ‘In the end’ y a Jeff Hanneman en un guiño a ‘Raining blood’. ‘Indians’, ‘Got the time’, la esquizoide ‘I’m the man’ montaron la fiesta en la pista hasta finalizar con el coreadísimo ‘Antisocial’, con Belladona y Scott Ian en plena forma… y qué decir del solo de Charlie Benante… Fueron la grata sorpresa del Sonisphere.
Otro nombre básico del thrash volvía a Barcelona, Megadeth. Y lo hicieron con una actuación más rockera que metalera, que volvió a demostrar el genio que es Dave Mustaine. Si en el Sonisphere 2011 patearon a todos con el regreso a ‘Rust in peace’, la del 2013 mostró otra faceta de Megadeth, y arrancó in crescendo con ‘Trust’ para exhibir calidad guitarrera en ‘Hangar 18’. Acompañados por unas efectivas pantallas de led donde proyectaban imágenes que enriquecían cada tema, descargaron un repertorio que hizo un guiño a esa obra de arte que es ‘Countdown to extinction’ con el tema que le dio nombre y ‘Sweating bullets’, adelantaron la furiosa ‘Kingmaster’ y la rockera ‘Supercollider’ de su nuevo disco y arrasaron con ‘She wolf’ y la cómplice y bella ‘A tout le monde’. Y Mustaine regaló el gazapo de la noche al saludar ‘Buenas noches, Madrid’… se estuvo disculpando durante toda la actuación enfatizando que ama Barcelona, sus edificios… que no le había pasado nunca. Todo quedó perdonado con una actuación soberbia que acabó con el trío matador de ‘Symphony of destruction’, ‘Peace sells’ y ‘Holy wars’. Una vez más, inmensos.
Por cansancio, frío o falta de interés, prácticamente la mitad del público había abandonado el recinto cuando cerca de las 2 de la mañana irrumpían Avantasia, el barroco y rico mega proyecto de Tobias Sammet. Y con el mejor sonido del festival, Avantasia ofrecieron un concierto con mayúsculas, digno de cualquier amante de la música. Con una magistral ejecución instrumental, pusieron en escena la metal ópera que ha encumbrado a Sammet. Y lo hizo liderando ante un público absolutamente entregado a un magnífico coro de grandes voces metaleras interpretando a los personajes del relato: Amanda Somerville, Thomas Rettke (Heaven’s Gate) en los coros, el arrollador Ronnie Atkins (Pretty Maids), el veterano Bob Catley (Magnum), el aclamado Michael Kiske (ex-Helloween, Unisonic) y el más rockero Eric Martin (Mr. Big). Con un repertorio perfecto entre clásicos y temas de ‘Mystery of time’, conjugando los más speed como ‘Reach out for the light’ o ‘Breaking away’ con los épicos como ‘Farewell’, el colofón de ‘Sign of the cross’ con ‘Seven angels’ firmó una de esas actuaciones que no se olvidan… pese a que se nos hizo muy corta (lejos de las tres horas de su propio montaje). Fue el mejor sabor para despedir un gran festival.