Sala López de Zaragoza, 11 de abril del 2014
La historia del rock está plagada de ‘héroes’ de estadio, de aquellos idolatrados por las masas aupados por el marketing. Pero los verdaderos héroes del rock se forjan en los escenarios, cara a cara. Y en la noche de este viernes vimos en Zaragoza a uno de verdad, a pesar de que la banda a la que pone voz, los enormes Uzzhuaïa, no llenen pabellones (todavía, esperemos).
Obra tras obra, los valencianos están firmando los mejores discos de rock en estado puro de este país. Gira tras gira, son auténtico vendaval sobre las tablas, regalando y contagiando noches de sudor, electricidad y mucha energía. Tras cinco meses de gira, la sala López de Zaragoza les recibía este viernes. Pero, como sabríamos después, su celebración estuvo en peligro: Pau Montenegro, su cantante, acusaba una semana de fiebre y no se encontraba al 100%. Sólo en Burgos en el 2006 habían suspendido un concierto. Y no lo iban a hacer en una Zaragoza a la que la banda tiene especial cariño por el trato que recibe del público, sobre todo para Pau, que ofreció su primer bolo con Uzzhuaïa en la sala Arrebato.
Con 120 personas en la López, Kyuss sonaban antes de que saltara la intro que recibiría a la banda en escena con ‘Una historia que contar’, el trallazo 100% Uzzhuaïa que abre su última obra, que financiaron vía crowdfunding con el apoyo espectacular de sus seguidores. Tras éste, otro puñetazo, el ’13 veces por minuto’ que titulaba su anterior disco y con la que el sonido de la noche comenzaba a mejorar hasta ser perfecto.
La banda se presentaba como acostumbra, como la hace grande: enérgica, entregada, con una actitud absolutamente rockera y contagiando al público en los coros… Pero en ‘Directo al mar’, uno de los temas favoritos del último disco, Pau no lanzaba los aullidos que engrandecen su poderoso estribillo. Al final de ‘Baja California’, el clásico en el que hablan de los defectos de su tierra naranja, Pau pedía disculpas, comentaba al público que no se encontraba bien. Alguno sospechábamos que igual sufría alergia. ¡Para nada imaginábamos que actuaba con fiebre, como nos enteraríamos después!
‘La mala suerte’ ponía a bailar y corear a todos, antes de que nos dejáramos la garganta con ‘La chispa adecuada’, su eléctrico homenaje a Héroes del Silencio, emblema zaragozano. El concierto iba en crescendo y, como han hecho en cada gira, daban rienda a su último disco, mostrando su fe total en la enorme calidad que atesora y las numerosas referencias década tras década a las que acuden, desde el hard rock de The Cult, Guns n’ Roses, Skid Row hasta Black Sabbath pasando por las intensidades Monster Magnet o el puro rock n’ roll. Así, caían ‘Bailaras en el infierno’ –el tema más metálico que han firmado-, el veloz ‘El solitario’, ‘A un millón de años luz’, la balada ‘En ciernes’ y ‘1975’ con el guiño a Axl Rose en el directazo en Ritz. Entre ellos, clasicazos como ‘Destino Perdición’ con Pau desenfundando la acústica y un ‘No quiero verte caer’ que se unía a la nueva ‘Látidos’ para honrar a todos los himnos del rock que nos erizan la piel.
En ‘La cuenta atrás’ el viaje era al punk que endurece la base de Uzzhuaïa, pues en su interludio se lanzaban a sus ya habituales medleys para dar un más que merecido descanso a Pau. En esta ocasión, Izzra ponía voz a la intro de ‘Making believe’ de Social Distortion, Álvaro a la deliciosa ‘Pet cemetery’ de Ramones y Álex a la furiosa ‘Attitude’ de los Misfits. Pau regresaba a escena para brindar un whisky con las primeras filas y volver a pedir disculpas por sus problemas, agradeciendo a los que habíamos apoyado a la banda esa noche. Consciente, el público respondió con ánimos y una gran ovación reconociendo su enorme esfuerzo, dedicación y profesionalidad. Hasta entonces, su actitud en escena no se había visto resentida en lo más mínimo por la fiebre.
El público pidió más y cayó la furiosa ‘Desde septiembre’, agitando por completo la sala antes de que ‘Blanco y negro’ probara de nuevo nuestras gargantas en este emocionante homenaje. Tras la ovación, pedimos más a lo que la banda volvió a salir a escena. Pau con la acústica dio rienda al himno ‘Magnífico fracasado’ antes de que ‘Santos y diablos’, como un clásico más, pusiera a saltar, bailar y cantar a toda la sala en un final apoteósico.
A pesar de que echamos de menos ‘Nuestra revoluzzión’ o temas de ‘Diablo Blvd’, una vez más, Uzzhuaïa habían facturado un enorme directo, una trepidante y sudorosa descarga de rock, la mejor que se puede ver en este país. Después, hablando con la banda conocimos la fiebre de Pau y no dimos crédito. La suspensión de San Sebastián anunciada en la mañana del sábado dio forma a la heroicidad de la noche maña, en la que la banda demostró una absoluta profesionalidad y un total respeto a su público, dándolo todo. ¡Nos volverán a encontrar cuando vuelvan a pasar por aquí! ¡Enormezz Uzz!