Cumbres de Cameros. Subida al Mojón Alto
Camino del Mojón Alto, que aparece a la izquierda de la imagen. /Foto: Javier Ezquerro
Con sus 1.767 metros de altitud, el Mojón Alto es una de las cumbres principales del Camero Nuevo. Se trata de una montaña bien definida, con vertientes a las localidades de Ortigosa, Brieva, Villoslada y Villlanueva de Cameros. Contemplada desde la depresión que forma el embalse González Lacasa, aparece ante el observador como una increíble masa forestal que asciende hasta la misma cumbre intercambiando en sus laderas bosques de pinos, robles y hayas, éstas últimas en las áreas más umbrías. Un tesoro vegetal que ofrece múltiples opciones de ocio para el amante de la naturaleza: jugar a buscar el despoblado del Hoyo, recorrer el sendero GR-93, subir al Robledillo a pasar el día con los amigos y los hijos, pasear por el pueblecito de Peñaloscintos o ascender a la cumbre para gozar de grandes panorámicas de la sierra figuran dentro del abanico de oportunidades que se abren al visitante.
La última de estas opciones fue la que elegimos ayer tres amigos: el que aquí suscribe, Valentín y David, a quienes nos unen ya muchos fines de semana juntos en El Rasillo. Día típicamente otoñal, con una temperatura de cinco grados a las 9 de la mañana, iniciamos la caminata desde el refugio situado en el Puerto de Peña Hincada. Rampas duras las del primer tramo del cortafuegos que ya no se abandona hasta coronar en el Mojón, siempre con tupidos pinares en ambos lados. En época de berrea como estamos esperábamos avistar algún ciervo, una esperanza que no se vio satisfecha aunque sí pudimos escuchar algunos berridos en la lejanía. Tampoco descubrimos setas, si bien las lluvias de los últimos días están haciendo asomar algún brote de pequeños hongos en los prados altos.
Coronado el Torruco de las Mentiras, bajamos hasta el portillo y en poco más de una hora desde el inicio de la ruta nos plantamos en la primera cumbre del Mojón Alto, donde se alza una torreta de vigilancia de incendios. Hacía frío y entró la niebla así es que no pudimos disfrutar de grandes vistas. Menos mal que Daniel, el vigilante de la torreta, salió a nuestro encuentro y nos ofreció un cafe en su guarida. Interesante trabajo el de este joven que se dedica durante todo el verano a otear los montes riojanos desde su solitaria atalaya para avisar ante el mínimo atisbo de un fuego en la sierra. Nos cuenta que la campaña de este año, que está a punto de finalizar, ha sido tranquila y no ha habido que avisar de ningún desastre. Abandonamos la torreta media hora después. El día no acompaña y hay prisa de modo que decidimos regresar. Una hora después estamos de vuelta en el coche y enfilamos hacia El Rasillo.
Enlace para descargar la ruta al Mojón Alto en: