Hayedo de Ortigosa de Cameros. /Foto: Javier Ezquerro
Los hayedos riojanos están a punto estallar en un espectáculo de gran atractivo visual para todo aquel que se acerque a la sierra en las próximas fechas. Generalmente encaramados a las laderas más umbrías de nuestros montes, constituyen un tesoro vegetal que tiene en La Rioja uno de sus enclaves más meridionales de Europa. Todavía son muchos los hayedos que se conservan en nuestras tierras brindando una cobertura vegetal exquisita que cobija muchas a especies animales, protege los suelos y retiene una humedad imprescindible para el aporte hídrico de los ríos que nutren las reservas de agua de los valles.
No hay riojano que se precie de serlo que no haya disfrutado atravesando uno de estos bosques. Árbol de gran porte y belleza estética, suele crecer en tupidas masas conformando bosques muy sombríos a menudo cubiertos de una neblina misteriosa. Su hojarasca rojiza cubre el suelo creando además un sustrato propicio para el crecimiento de setas. El hayedo siempre resulta bello, pero es en esta epoca del año cuando revela todo su colorido. Entre el verde y el rojizo más intenso, el visitante que se acerca a uno de estos bosquetes puede contemplar una amplia variedad de tonalidades que pasan por el amarillo, el naranja o el color cobrizo rivalizando en poderío con otra de las escenas más típicamente riojanas, la metamorfosis otoñal del viñedo.
En La Rioja son muchos los enclaves en los que se puede disfrutar de un paseo por un hayedo. He aquí algunos de ellos.
En la zona de Enciso: Hayedo de Poyales. Se trata de un bosquete de hayas, el más oriental de nuestra comunidad autónoma. El senderista puede aprovechar para visitar Enciso, que ofrece una abundante oferta de servicios turísticos, entre ellos el recientemente inaugurado parque del Barranco Perdido. Hay también restaurantes.
En el área de Munilla y Zarzosa: A través de estas localidades se accede a la parte más oriental del Hayedo de Santiago, una gran masa boscosa con acceso por pistas. Munilla cuenta también con alojamientos y restaurante.
En el Camero Viejo: Los hayedos más significativos se encuentran en la cuenca alta del Leza, también Hayedo de Santiago, que es accesible desde Ajamil o desde Vadillos subiendo por la pista que deja a un lado el despoblado de Avellaneda. Hay también bosquetes de hayedos en las cumbres del Puerto de La Rasa.
En el Camero Nuevo: Las hayas prosperan en este valle con mayor asiduidad. Hay buenos hayedos en la zona de Almarza de Cameros, Pinillos, Rivabellosa e igualmente en los montes de Nieva, El Rasillo y Ortigosa. Las masas más desarrolladas se encuentran en Villoslada y Lumbreras, dentro de los límites del Parque Natural de Cebollera. La capital del valle es Torrecilla en Cameros. Abundan las casas rurales y hay también varios restaurantes en la comarca.
En el valle del Najerilla: Son famosos los hayedos de Tobía, en la zona del Rajao. Un lugar plagado de encanto. Nájera es la capital de la comarca, con una abundante oferta de restaurantes y alojamiento. Merece la pena también el barranco del Río Roñas y el valle de Valvanera, donde se encuentra el santuario de la patrona de La Rioja.
En el valle del Oja: El valle alto del río acoge también buenas masas de hayedos, pasada la aldea de Posadas. Subiendo a la estación invernal de Valdezcaray se atraviesa también algún hayedo. Ezcaray es el municipio de referencia, uno de los destinos turísticos de más proyección en La Rioja.
En esta época del año no olvide llevar siempre ropa de abrigo y un chubasquero además de la cámara fotográfica. Si llega en el momento justo no se arrepentirá de las imágenes. Estas semanas son también propicias para aprovechar el viaje y visitar alguna bodega en el valle del Ebro, donde se vive el momento cumbre de la vendimia.