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Javier Ezquerro

Ruta de escape

Una excursión (con niebla) a los cortados del Ebro y la ermita de Santa Cruz, en Andosilla

Enclave de la ermita de Santa Cruz, en Andosilla, en una mañana de hielo y niebla.

Mi última excursión, en este caso en coche, fue a los cortados del Ebro en Andosilla (Navarra), un balcón inmejorable para divisar la ribera riojana del río, los amplios regadíos de Calahorra y Pradejón y los cerros que despuntan sobre el valle antes de que al fondo del paisaje asomen las primeras elevaciones serranas de Sierra la Hez, Peña Isasa y Yerga. El sitio no era nuevo para mí. A este lugar y a su entorno solíamos acudir desde Pradejón un grupo de amigos cuando la sangre nos hervía en plena adolescencia. De aquellas excursiones me han quedado recuerdos de jornadas interminables de pesca, aventuras por los rápidos del Ebro y escapadas con las chicas que no iban más allá de una merienda y unas risas. Ahí están Óscar, Toño, José Alberto o Jesús, entre otros muchos colegas, para corroborarlo. Y guardo también imágenes de paisajes abiertos y luminosos, los mismos que me atrajeron el pasado sábado con la intención de tomar unas fotografías aprovechando el viaje que me llevó hasta mi pueblo.

La idea inicial era aprovechar las primeras luces del alba para captar las panorámicas que se divisan desde las peñas de Andosilla que se asoman al valle del Ebro. En el enclave está ubicada la ermita de Santa Cruz, un lugar de amplia devoción religiosa para los andosillanos que suelen acudir en romería durante la primavera. De todos es conocido que estos templos suelen ubicarse, por lo general, en enclaves que reúnen cierta magia, tienen algún significado especial o cualidades paisajísticas que despiertan la espiritualidad. Así ocurre con Santa Cruz, un oteadero inmejorable para divisar las tierras fronterizas entre La Rioja y Navarra.

Sin embargo, mi gozo se quedó en un pozo porque la niebla que cubría todo el valle del gran río ibérico no llegó a levantar durante la mañana. Aun así, salvé la excursión aprovechando esa luz especial que aporta un amanecer entre una atmósfera vaporosa y cambiante por las mutaciones continuas de la niebla, que no llegó a ser muy densa sobre los cortados del Ebro y las llanuras que se extienden hacia Andosilla y su vecina Carcar.

Si alguna vez desea acercarse a este lugar conviene que sepa que el acceso a este punto debe realizarse desde Andosilla, a traves del barrio situado al sur del municipio antes de tomar un camino que en unos tres kilómetros le llevará hasta la ermita de Santa Cruz. Para los amantes al senderismo, recordar que por el enclave discurre uno de los caminos naturales del Ebro. Si se acerca a alguna de las localidades riojanas o navarras de la comarca no olvide comprar unas hortalizas o unas conservas o, aún mejor, acerquese a algún restaurante a probar las riquezas culinarias que abundan por estas tierras. Calahorra dispone de una buena oferta gastronómica. Una buena opción es acudir a La Taberna de las Cuatro Esquinas. No está de más reservar con tiempo.

P.D.: Queda pendiente otro viaje a la ermita de Santa Cruz para tomar las fotografías de la ribera riojana que la niebla me impidió sacar el pasado fin de semana.

Impresiones, fotografías y rutas de mis escapadas por rincones de La Rioja.

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