
La serie fotográfica de hoy se la dedicamos al río Iregua. Primero, porque el río camerano baja rebosante de agua por las lluvias y el deshielo primaveral, y segundo, porque hoy mismo se ha iniciado la temporada de pesca en La Rioja y nuestros ríos atraen hasta sus orillas a centenares de pescadores. No hace falta que hable aquí de las cualidades trucheras de este afluente del Ebro, que junto con el Najerilla conforman los principales destinos de los amantes de la caña. Rápidos y recovecos a lo largo de todo su curso de montaña son un desafío para los más intrépidos aficionados a este deporte. También para los piragüistas, que organizan una concentración anual en la comarca, si bien en el río Piqueras, que vierte al Iregua en su cuenca alta.
Pero más allá del aprovechamiento lúdico de estas gélidas aguas, el río reúne grandes cualidades estéticas y proporciona bellas estampas para el fotógrafo. Es un cauce salvaje en gran parte de su recorrido, con peñascos abundantes que caen a plomo hasta sus orillas y una tupida vegetación de ribera. Un deleite para los excursionistas, que en verano pueden aprovechar sus riberas para solazarse escuchando como rompe del agua o pegarse un baño en sus incontables pozas. Desde Viguera hasta Lumbreras o Villoslada, hay media docena de localidades y aldeas donde se respira todavía la autenticidad del medio rural riojano. Dos presas, la de Pajares y la del González Lacasa, regulan su cauce posibilitando al Iregua mantener un caudal aceptable todo el año, aunque los desembalses nunca son del gusto de todos.
Todas la imágenes que acompañan a estas líneas fueron tomadas en el curso del Iregua entre Villanueva y Villoslada. Para acabar dejo un enlace a la página web del Alto Iregua.
http://www.sierradecameros.org/







