De todas la cumbres de la sierra de Castejón, al sur de la localidad de Brieva de Cameros, me quedaba pendiente la del Cuervo, la más elevada de esta serranía, que alcanza casi los 1.900 metros de altitud. Desde mis cuarteles de invierno, en El Rasillo de Cameros, es quizás la cumbre más apartada y quizás por ello y también porque no llama tanto la atención como su vecino Cabezo del Santo, la tenía un tanto olvidada en mis escapadas por la montaña riojana. Sin embargo, ya no podré decir lo mismo a partir de ahora. El Cuervo fue el destino de mi última ruta, ayer martes, y puedo decir que la ascensión no me defraudó, a pesar de lo fatigosa que resultó la subida a partir de los 1.400 metros de altitud debido a la presencia de nieve que se hundía bajo mis piés, a veces hasta la rodilla. Aunque no lo parezca, por el color negruzco (quizás de ahí el nombre de Cuervo) que le confieren sus pinares, la zona cimera de este monte riojano acumulaba también ayer una buena cantidad de nieve y ya en la misma cumbre, barrida por el viento, se hizo presente el hielo, en forma de una fina capa que tuve que sortear con mucha precaución.
La excursión que traigo hoy hasta estas líneas discurre en su mayor parte por antiguos pastos de rebaños trashumantes que han dejado su huella en un paisaje bastante pelado, por lo general, salvo algún bosquete de encinas y el mentado pinar de repoblación de las últimas laderas del Cuervo. De principio a fin siempre hay grandes vistas sobre los valles vecinos, que se amplían a todas las grandes sierras riojanas al llegar a la cima. Ayer, la nieve aportaba además un valor excepcional a esas panorámicas. En su primer tramo, con poca dificultad, la ruta discurre sin pérdida por el recorrido del GR que va de Brieva a Ventrosa. La senda se interna por un encinar, con algunos ejemplares de buen porte, y asciende hasta el collado del Palo, zona de prados con amplios ventanales hacia el vecino valle de Ventrosa, enmarcado por las alturas de la Sierra de la Demanda. Sorprende un mojón de piedra, probablemente la divisoria de términos municipales, sobre el que aparece pintada la típica señal blanca y roja que marca el sendero GR.
El camino torna aquí hacia la izquierda, en dirección sur buscando las primeras grandes pendientes de la ruta, ya sin señalizar, aunque se pueden seguir a ratos las sendas que dejan impresas las vacas que merodean por estos lares. Resulta mucho más cómodo aprovechar esos regueros que seguir monte a través. Se encara en esta parte un tramo de dura ascensión antes de asomarnos a la base del Pico Cuervo (no confundir con el Cuervo) por su lado occidental. Es aquí cuando aparece la mole negruzca de nuestro destino. No puede decirse que el Cuervo resulte muy atractivo por su aspecto. Los pinares de repoblación más bien lo afean, aunque sí que destaca su prominencia sobre el resto de cumbres, con una especie de capuchón blanco en la cima nevada, libre de vegetación arbórea. Siguiendo el camino que serpentea por estas alturas, la ruta enseguida se interna en el pinar, que lleva al caminante a la base del cortafuegos que trepa hasta la coronilla del Cuervo. Algo más abajo queda el refugio del collado, pero lo dejamos para tomar dirección a la cumbre a nuestra derecha. Ya sólo quedan unos centenares de metros, que discurren por una pendiente no demasiado fatigosa (en mi caso, con nieve, sí que resultó más trabajosa). Arriba, ya, después de casi 8 kilómetros y mil metros de desnivel, las vistas son magníficas en cualquier dirección, aunque las cumbres del Urbión, al sur, es lo más sobresaliente.
Hubo sesión de fotos, como no, antes de acometer el descenso por el valle que baja hacia Brieva más al noreste, entre el Cuervo y el vecino monte de la Muela. Se pasa junto al refugio citado, al que no quise acercarme por las prisas, entre extensas praderas antes de ir cayendo hacia el fondo del arroyo siguiendo el recorrido de una pista. En la segunda mitad del descenso opté por la aventura, despegándome del arroyo para ir en busca del valle del río Brieva, más al este. Llaman la atención las encabritadas pendientes que caen casi a plomo hacia el fondo hasta llegar a una zona de roquedos que despiertan la curiosidad. La proliferación de grandes rocas es abundante y algunas se ve que fueron aprovechadas por su disposición para habilitar antiguos corrales de ganado. Se va aquí sobre una especie de meseta o balcón que enseguida se acaba para descender abruptamente hacia el barranco del río Brieva por unos pináculos rocosos bastante afilados. Al llegar al fondo no hay más que seguir el sendero marcado, que nos deposita en un santiamén en el nacedero del río Brieva. Se trata de una surgencia de agua impresionante. Miles de litros brotán del suelo como por arte de magia dirigiéndose con estruendo hacia Brieva, ya a tiro de piedra, principio y final de nuestras andanzas por estas agrestes tierras.
Link para bajarse la ruta en Wikiloc: Brieva, Cuervo, Brieva. Ruta circular.
Merece la pena visitar Brieva, pueblo de arquitectura típica camera. Hay un centro muséistico de la trashumancia, el Rancho del Esquileo.
Hay centro social y bar. Abre todo el año.
MAPA DE LA RUTA Y RECORRIDO DEL DESCENSO DESDE EL CUERVO