No andaba yo con demasiada confianza con el regreso de ‘Expediente X‘. Su vuelta atemorizaba a los fans por las expectativas creadas recoger el testigo de algo tan nostálgico como esta serie de los noventa, sobre todo, vistas otras probaturas similares de ‘remakes’ poco afortunados.

Los años no perdonan... /FOX

El caso es que la décima temporada de ‘Expediente X’ tiene mucho de ‘Expediente X’ y a la vez, muy poco. Es una contradicción, pero tiene su aquel. Están Mulder y Scully, y Skinner, y hasta El Fumador. Y también cuenta con sus monstruos episódicos, tan característicos de sus anteriores ¡nueve! temporadas. Pero también tienen hasta sus propios herederos o replicantes, como son los agentes Miller y Einstein (la inolvidable Lauren Ambrose que fascinó en ‘A dos metros…’), bastante flojos, por cierto; de hecho, en mi opinión, prescindibles.

Sin embargo, una de las cosas que ofrece la décima temporada, y que mi memoria no tiene registrada como presente en las anteriores, es el componente cómico, que en esta última entrega está más que presente, prácticamente copa cada capítulo. Especialmente, en el tercero y en el quinto. Y ese toque humorístico afecta casi mayoritariamente al personaje de Mulder. Siempre tan ingenuo en el pasado, Fox Mulder aparece en esta última temporada con una actitud de estar de vuelta de todo. Y el juego con la comedia es, pues, inevitable. En el tercer capítulo, titulado ‘Mulder and Scully Meet the Were-Monster’, es permanente la sonrisa por lo absurdo del caso, de la situación y de las reacciones de los intérpretes, sobre todo del coprotagonista. En el quinto, ‘Babylon’, un ‘viaje’ de peiote de Mulder para intentar contactar con el más allá es de lo más surrealista que he visionado últimamente; más incluso que las locas conspiraciones de las que suele beber tradicionalmente ‘Expediente X’.

La serie, que se emitió entre enero y febrero del 2016, recogió variadas críticas entre los aficionados a esta mítica propuesta. Unos criticaban muy airadamente lo peregrino de la nueva (no tanto) conspiración que plantea la décima temporada, quizás una vuelta de tuerca demasiado forzada. Otros clamaban contra los casos con ‘monstruo’ por haberlos convertido casi en parodia y olvidar el fenómeno paranormal.

Todas las críticas tienen su parte de realidad, no lo voy a negar. Pero, en mi opinión, todo aquel fan del antiguo ‘Expediente X’ disfrutará de nuevo con las aventurillas de Mulder y Scully, con sus caracteres y con esa tensión sexual que solo vimos resolver a medias en esas (horrendas) peliculillas que se rodaron para alargar el fenómeno. Y se rumorea que aún quedan más…

Aquellos maravillosos años... /FOX