Fargo o una serie de catastróficas desdichas
Ante la reiterada insistencia de varios ‘serierecomendadores’ de los que me fío, decidí hace unos días visionar la serie ‘Fargo’. Y aunque ya me advirtieron de que no hacía falta haber visto la película homónima para disfrutar la serie de FX, quise hacerlo antes de sumergirme en la serie.
Es cierto. No hace falta ver la película para disfrutar con la creación de Noah Hawley, pero es muy recomendable, pues hay varios guiños reseñables que coinciden de forma similar en ambas producciones. Y lo mejor de todo es que ninguno es clave para la historia, pero resulta simpático detectarlos en ambas; algo que los ‘frikiseries’ siempre agradecen.
Allá van algunos.
Más allá del gélido ambiente nevado del que ‘disfrutan’ los protagonistas de las dos, unas inhóspitas Minnesota y Dakota del Norte, coinciden en varios elementos más concretos.
Tranquilos, ya prometí que no habría spoilers en el blog. El que no haya visto alguna de las dos creaciones, no sufrirá con estos detalles. El que sí, sin duda coincidirá al recordar los elementos. Y si alguien ha olvidado alguno, no está de más revisitar el filme de los Coen, una de esas joyitas que nos dejó la década de los noventa y que no ha perdido ni un ápice de la fina ironía de la que suelen hacer gala la dupla responsable de ‘El Gran Lebowski.
La rasqueta roja: en la película, figura casi al final de la historia. Del mismo modelo exacto hay una réplica en la serie, y su atribución en esta última es bastante mayor, porque da pie a la trama de uno de los secundarios estrella, el que encarna Oliver Platt, cuya historia por cierto nace precisamente de la rasqueta de la película.
La pareja de adolescentes y la pareja de prostitutas: no son exactamente los mismos, pero el papel que juegan los primeros en la serie y las segundas en la película es similar. Conforman la descripción más estereotipada de un par de zoquetes pueblerinos. Los cuatro hablan casi por monosílabos y se expresan con la zafiedad propia de los ignorantes abusones. Son dos parejas de lo más cómico, sobre todo en la serie, en la que tienen bastante más presencia.
El parking. También es un elemento prescindible, pero coincidente. Tanto en la película como en la serie uno de los personajes se ve obligado a entrar en un parking para realizar un acto digamos poco legal. En ambas secuencias, el trabajador de la caja del parking exige el pago al personaje que quiere salir del parking de inmediato. A ambos les cobra la tarifa mínima de un día, pese a que sólo han transcurrido unos minutos en su interior. Algo que en ambos casos, cabrea al personaje con tintes casi surrealistas.
La explicación del inicio. Al inicio de la película aparecen unos créditos explicativos, en los que se atestigua la veracidad de los hechos narrados. En cada capítulo de la serie aparecen los mismos textos con la diferencia de que en la serie cambia el año de los sucesos.
Martin Freeman y Billy Bob Thornton, en la serie. /L.R.
Perfil de los protagonistas. Tanto el protagonista de la película, que interpreta William H. Macy, como el de la serie, un consolidado Martin Freeman (el gran Watson de ‘Sherlock’) cumplen a la perfección con el estereotipo inicial del pardillo del que todo el mundo se mofa. Eso sí, hasta que se hartan. Ambos tienen esa pinta como de atontado que ofrecen el perfil perfecto para que les acontezcan los hechos que sufren. Sus ‘partenaires’ femeninas, una fantástica Frances McDormand (Margue) en el filme y la adorable Allison Tolman (Molly), son peculiares en sus investigaciones policiales, minuciosas y curiosas como ardillas. Es imposible no esbozar una sonrisa ante las pesquisas que emprenden ambas. Y qué decir de los antagonistas de ambas producciones: Steve Buscemi en la película y Billy Bob Thornton están colosales, especialmente este último, que cada cosita que toca, la borda. Un aliciente más para ver Fargo.
William H. Macy, en la película de los Coen. /L.R.
¿Alguien recuerda alguna similitud más? Seguro que las hay. Y si no habéis visto la serie, adelante, es un gustazo.