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Nuria Alonso

Hablemos en serie

'The killing': más vale tarde

Uno de los mayores peligros con los que puede toparse una serie es que sus creadores no sepan cuándo es el momento idóneo para dejarla marchar, para culminar su trama y cerrar la historia. En demasiadas ocasiones, por imperativo de las cadenas (que ponen la ‘guita’) o por deseo de los fans más desaforados, los guionistas estiran y estiran las tramas convirtiendo lo que podía haber sido una obra maestra en una mediocridad.

 

Holder y Linden. /AMC



 

Los creadores de ‘The killing‘ estuvieron a punto de cometer ese error garrafal. De hecho, la segunda temporada es un completo despropósito de historias cruzadas, misterios insondables y nuevos enigmas que lo único que consiguieron hacer fue daño.
 

 
La serie, que es un ‘remake’ de la danesa ‘Forbrydelsen‘, empezó con una trama apasionante en un ambiente tremendamente sórdido, con el asesinato de la adolescente Rosie Larsen, con ciertas reminiscencias que recordaban a la precoz ochentera ‘Twin Peaks‘ (No me resisto a poneros la intro de esta serie surrealista que, por cierto, dicen que regresa en breve).
 

 
Es magistral el ritmo de la serie, como en una buena novela negra, de cómo la pareja de policías protagonistas (más antihéroes que salvadores del mundo) va desenredando la madeja que lía la vida de los Larsen y de quienes le rodean.

Así, la primera temporada culmina con éxito, sin desvelar al asesino de Rosie y con un millón de quinielas en la mente de los seguidores. Pero si la primera temporada es genial, la segunda se va derrumbando capítulo a capítulo. En la segunda prosigue (y se enreda hasta casi el infinito) la investigación, lo que ocasionó la pérdida de interés de mucho público.
 

La familia Larsen (sin Rosie, obviamente). /AMC


 

Lo que parecía la crónica de una muerte anunciada retomó el aliento en la tercera con otra de esas historias vibrantes en las que Sarah Linden (Mireille Enos) y Stephen Holder (Joel Kinnaman) vuelven a la podredumbre humana más repugnante, aquella en la que ellos se mueven como pez en el agua, con una trama de desaparición de prostitutas adolescentes y corrupción humana en todos los aspectos.
 

¿Demasiadas víctimas? /AMC


 

La serie ganaba enteros y AMC, la productora de la misma, decidió (sabiamente) cerrar por fin los rumores de continuación con una última temporada, la cuarta, esta vez de tan sólo seis capítulos (a diferencia de los trece habituales en el resto), en la que una nueva trama (tremenda, sobre el asesinato de toda una familia con ramificaciones en el ambiente militar) escondía la resolución completa de la anterior historia.

Lo mejor de la cuarta temporada son, como en todas las anteriores, ellos: Linden y Holden están magníficos y en la última temporada bordan esa sensación de incomprensión del resto del mundo, esa inconformidad con la natural injusticia de la vida y esa imperfecta compenetración de dos compañeros de trabajo. Ellos son el alma de la serie entera, ellos y sus discusiones, ellos y sus complicadas vidas privadas, ellos y sus miradas perdidas, vacías (y repletas) de emociones.

 

Imagen de la cuarta temporada. /AMC

 
También vuelve a resultar sorprendente el entorno húmedo, oscuro y hasta temible que proporciona la ciudad de Seattle y su periferia (lo distinta que parece de la luminosa y bulliciosa urbe que vemos en ‘Anatomía de Grey‘), que se adivina desde los mismos títulos de créditos (cuya banda sonora es asimismo remarcable).
 

Desolación en Seattle. /L.R.


 

Lo peor, quizás el final. No desvelaré nada (mantengo mi promesa de no reventar ‘spoilers’) pero la resolución del caso militar es contundente y, aunque previsible, es lo que toca. Pero la culminación de la serie con la historia que más afecta a Linden pega poco con el ritmo constante de la serie, de hecho tiene un cierto toque Disney que casa de forma extraña con el espíritu de ‘The Killing’. En fin, cosas de guionistas apurados, supongo.
 
¿Habéis visto ‘The Killing’? ¿Qué os ha parecido? ¿Qué fue lo que más os gustó?

Blog de series de televisión de larioja.com

Sobre el autor

Es periodista de Diario LA RIOJA desde el 2004. Ha cubierto información local, deportiva y cultural. En la actualidad es editora de la sección de Culturas y Sociedad y Edición.


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