El West Bromwich Albion es uno de los equipos que está causando mejores sensaciones en lo que llevamos de temporada en la liga inglesa. Su buena racha les mantiene invictos y le convierte en uno de los equipos revelación.

Lo que se pudo interpretar como un golpe de suerte en la goleada al Liverpool de la primera jornada por 3-0, se corroboró en las siguientes con un empate ante el Tottenham, en White Hart Lane, y una nueva victoria ante el Everton del carismático Fellaini. Su técnico, Steve Clarke está aprovechando las características de su equilibrada plantilla, intentando ser serios atrás y aprovechando sus oportunidades arriba, aunque sin realizar un juego brillante.
La pasada temporada, el equipo terminó en una cómoda décima posición, cuando todavía era dirigido por Roy Hodgson. Fue el puesto más alto de la historia del club en la Premier League. Con refuerzos como Ben Foster, Yassine El Ghanassy o Markus Rosenberg, el conjunto afronta la nueva temporada con optimismo e intentará romper la barrera de los 50 puntos.

Uno de los jugadores que despierta más interés en el equipo de Clarke es el joven Romelu Lukaku, que ha vuelto a recuperar la sonrisa, tras una temporada en el Chelsea en la cual no gozó de la confianza del cuerpo técnico. Su cesión al West Brom le convierte en la referencia ofensiva del equipo, junto con Peter Odemwingie. La corpulencia del ex del Anderlecht es un importante activo a la hora de bajar los balones, tiene gran velocidad y sin duda, será uno de los protagonistas del conjunto de Birmingham.

El sensacional arranque liguero de los baggies muestra su gran nivel esta temporada, en la que el técnico escocés tiene todos los ingredientes para realizar una buena campaña. Además, la oportunidad de demostrar su talento como primer entrenador de un equipo de la Premier League.