Hace unos días mi amigo y conocido de este blog, Steven I. Pfeiffer, me envió un capítulo que ha escrito para un libro que acaba de publicarse: The Oxford Handbook on Expertise, editado por Paul Ward, Jan Maarten Schraagen, Julie Gore y Emile M. Roth 8 (DOI: 10.1093/oxfordhb/9780198795872.013.5). Este capítulo versa sobre temas muy conocidos, pero que resume admirablemente el estado de la cuestión sobre quiénes son los más capaces, cómo se pueden conceptualizar, etc. Me ha pedido que, si me parece oportuno, lo comparta con mis lectores. Lo haré en varias entradas para facilitar su lectura. Incluiré la bibliografía, que se irá viendo citada en el texto, en la entrada final y si consigo la autorización, también incluiré el capítulo original; en caso contrario la referencia bibliográfica del mismo permitirá localizarlo fácilmente.
Una última observación, en algunos momentos utilizaré el término gifted (como dotado, persona de altas capacidades) en su original (y eventualmente giftedness) para evitar lo que debe ser evitado con otro tipo de terminología (¡ya me entendéis!). Además, resaltaré algunas partes del texto cuando me parezca oportuno para destacarlas; esto no aparece en el original, por lo que es de mi absoluta responsabilidad. Cuando aparezca un texto entre corchetes será un añadido mío para facilitar la comprensión, tampoco forma parte del original. Vamos con la primera entrega.
¿Quiénes son los dotados y talentosos?
Para muchos, puede parecer trivial hacer la pregunta de quiénes son exactamente los más capaces. Si trabajas en escuelas, al menos en los EE. UU., entonces sabes exactamente quiénes son. Los estudiantes de alta capacidad son aquellos alumnos que cumplen con los criterios de elegibilidad que estipula su distrito escolar o estado para cualificar como tales. Y si eres psicólogo, también sabe quiénes son los dotados. Son aquellos jóvenes que obtienen una puntuación en una prueba de CI que supera un cierto umbral que, según lo que has aprendido, delimita el talento, normalmente, dos desviaciones estándar por encima de la media en la mayoría de los lugares (Pfeiffer, 2015).
Estos son los puntos de vista de muchos profesionales, según un estudio nacional reciente (McClain y Pfeiffer, 2012) [llevado a cabo en EE.UU]. Este capítulo se aparta de una visión tradicional y, algunos podrían argumentar, que anticuada, y proporciona una perspectiva más reciente y matizada de lo que entendemos por alumnos de alta capacidad y con talento. Por ejemplo, las concepciones recientes de la alta capacidad reflejan una mayor valoración del desarrollo del talento en un dominio específico, la consideración de factores contextuales y socioculturales, una mayor orientación hacia los procesos que moderan y median el desarrollo de las capacidades, y el desarrollo del talento a lo largo de la vida. Estos son cambios recientes compartidos por investigadores líderes en el campo del desarrollo de las altas capacidades y el talento a nivel internacional (Stoeger, Balestrini y Ziegler, 2017).
[La idea de que tener] Un alto cociente intelectual es igual a ser gifted ha dominado el pensamiento del siglo XX. Pero ahora estamos en un nuevo milenio, y la investigación en psicología del desarrollo y las neurociencias cognitivas ha informado nuestro pensamiento acerca de los estudiantes de alta capacidad: los gifted (Pfeiffer, 2002, 2003, 2013b, 2015; Ziegler, Stoeger, & Vialle, 2012). El capítulo examinará, brevemente, algunos modelos diferentes sobre la dotación que conducen a diversas formas de conceptualizar e identificar a los más capaces. La mayoría de los lectores estarían de acuerdo con que el niño pequeño que está leyendo a los tres años, sobresaliendo en el ajedrez de competición a los seis años, escribiendo programas de computadora a los ocho años, o tocando el piano en una orquesta a los diez, es de alta dotación. Estos cuatro ejemplos son indicativos de niños que presentan un desarrollo avanzado, un sello de su alta capacidad (Pfeiffer, 2001, 2002, 2009, 2012, 2013b).
La mayoría de las autoridades en este campo, incluso hoy, están de acuerdo en que los alumnos de alta capacidad son aquellos que se sitúan en el rango superior, desde el 3 al 10% , en comparación con sus compañeros de la misma edad en la capacidad intelectual general, el rendimiento sobresaliente en uno o más dominios académicos y/o evidencia de trabajo creativo (Gagné , 2009; Pfeiffer, 2012, 2015; Wai, 2014). No es sorprendente que la investigación confirme que existe una influencia genética en la expresión del talento, al menos en el extremo superior del continuo de CI (Plomin y Spinath, 2004). Por ejemplo, los campos de la música y las matemáticas son particularmente ricos en ejemplos de niños prodigios. La evidencia también proviene de la aparición de la eminencia entre los niños pequeños de entornos empobrecidos (Nisbett, 2009). Sin embargo, la mayoría de las autoridades de hoy también están de acuerdo en que el despliegue completo de los dones y talentos requiere un entorno propicio y de apoyo, recursos disponibles, ciertas características de personalidad e incluso la buena fortuna (Foley-Nicpon & Pfeiffer, 2011; Pfeiffer, 2012, 2013b, 2015). Este es un apartamiento reciente de las visiones tradicionales del siglo veinte sobre los dones vistos como un estado fijo e inmutable del niño.
La definición de gifted adoptada para este capítulo se basa en el modelo tripartito de la alta capacidad, que se explicará en breve. La definición de dotado es la siguiente: “El niño de alta capacidad (gifted) es aquel que muestra una mayor probabilidad, en comparación con otros estudiantes de la misma edad, experiencia y oportunidades, de lograr resultados extraordinarios en uno o más dominios valorados culturalmente ”(Pfeiffer, 2013b). Según esta definición, los dones de un niño pueden estar en cualquier dominio culturalmente valorado, como la ciencia, las matemáticas, los deportes, las artes escénicas, el liderazgo e incluso el voluntariado comunitario. La lista de capacidades es casi inagotable, limitada solo por lo que la cultura valora. A medida que el niño crece, en la mayoría de las culturas y sociedades, aumenta la oportunidad de exponerse a un número cada vez mayor de dominios diferentes en los que pueden sobresalir y obtener experiencia y eminencia (Pfeiffer, 2015). Por ejemplo, el niño pequeño que demuestra capacidades matemáticas precoces a los siete años, tiene el potencial de explorar una amplia variedad de trayectorias académicas y de ser distinguido en varias carreras como adulto.
Las necesidades académicas de los estudiantes más capaces, en los Estados Unidos, y en todo el mundo, con frecuencia no se atienden en el aula o la escuela, y muy a menudo estos alumnos requieren programas o servicios especializados que, normalmente, no se proporcionan en el aula regular (Pfeiffer, 2015). Esta es la justificación principal para la evaluación de los más capaces en las escuelas: determinar si un estudiante brillante tiene capacidades intelectuales extraordinarias o evidencia de un rendimiento sobresaliente, lo que con frecuencia es indicativo de la necesidad de programas educativos especiales o recursos que no están disponibles actualmente en el aula regular (Pfeiffer , 2018a).
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En la próxima entrada sobre este capítulo trataremos el apartado que ha titulado: Breve historia de la educación de los más capaces.
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